Hoy es uno de estos días en que, gracias a la presión mediática desplegada alrededor de los derechos de las mujeres, de lo único que se habla es de mujeres, todas ellas capaces de sustituir al hombre, cualquiera que sea el trabajo que desempeñe y cualquiera que fueran sus méritos como si, en el género femenino no hubiera las mismas personas con todos los vicios y carencias que ellas intentan resaltar en sus oponentes del género masculino.Por supuesto que estamos hablando de forma políticamente incorrecta y sabemos, de antemano, la forma como va a ser tratado este comentario pero, como he dicho en muchas ocasiones, el decir lo que uno piensa, el argumentar frente a posturas acomodaticias, incluso por parte de aquellos que se han pasado al bando contrario de forma hipócrita, porque se ha convertido en moda hacerle la pelota a las feministas cualquiera que fueren sus pretensiones, sin descontar a todos estos que forman parte de estas nuevas formas de familias civiles que la modernidad nos ha encajado dentro de la sociedad, de modo que, por la propaganda que se les hace, por los privilegios que se les conceden, por el apoyo por parte de las instituciones y de la sociedad que se les conceden y por la forma en que se les permite expresarse públicamente para que pueda alardear de su condición sexual frente a quienes, anteriormente, se los consideraba personas normales y, actualmente, hasta hemos llegado a pensar que somos nosotros los heterosexuales los que debiéramos avergonzarnos de serlo.Resulta patético que se quejen de que en 10 años las mujeres hayan pasado “sólo” de un 20% en puestos de responsabilidad, directivas y profesionales, a lo que actualmente se contabiliza como un 30%, como si esto fuera poco y, según su forma de pensar, ya debieran de haber desbancado a los directivos “incapaces” que les han privado de ascender a puestos de mando de modo que ya sobrepasaran el 50% algo que, con toda seguridad, si hubiera sucedido así, ya considerarían que todavía fuera poco.