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Necesitamos a Kafka, porque Kafka desnuda a un poder que nos impone una pesadilla cotidiana, una barbarie a escala industrial. Esa es la razón por la que su obra sigue sacudiendo saludablemente nuestras conciencias hoy con igual o más vigor que hace un siglo. La imprescindible furia revolucionaria que impregna la obra de Kafka, su afán por señalar a un poder castrador para poder demolerlo, es hoy más urgente.
La flor de cerezo, también llamada «sakura» en japonés, es una flor pequeña con delicados tonos rosados o blancos que se van esparciendo por las ramas de un árbol no muy alto. Estos árboles son originarios de Asia Oriental, y se han cultivado en Japón durante más de mil años.
En “La isla de los pingüinos” Anatole France (Premio Nobel, 1921) aborda con ironía el asunto del formalismo. Después de que el personaje inicial, Mael, por su vejez y casi ceguera, bautice a unos pingüinos creyendo que son hombres, se abre en el cielo una diatriba para establecer si ese bautismo es válido. No se puede ir contra las formas. El problema se resuelve finalmente aceptando la propuesta de que los pingüinos se transformen en humanos (unos pingüinos bautizados terminarían en las llamas eternas, en cuanto no cumplirían con la ley de Dios).
La Intervención General de la Junta advertía de las continuas irregularidades que se cometían en la administración esos fondos y de que ningún procedimiento era legal, cosa que hizo conocer a Griñán más de una vez.
El título no deja de ser curioso, pero tiene su razón de ser. Es el procedimiento cualitativo, el que permite descifrar lo que no se alcanza a comprender y para ello recurrimos habitualmente a la comparación y a la metáfora, herramientas especialmente eficaces en la educación. En el concepto religioso serían las parábolas y en el mundo literario los cuentos con moraleja.
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