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La sociedad, dicen más avanzada, ha creado una “casta de aspiradores”: quieren llegar, sin escalera, a lo más alto, quieren subir en ascensor para llegar antes que otros, quieren contemplar la vida del paraíso sin suficientes medios y para ello se endeudan, se ahogan… Esa casta, con esas ilusiones, destaca por su soberbia, de rico pobre.
¿Están locos sus señorías? Deben estarlo si no han sido capaces de ponerse de acuerdo para encontrar una fórmula que hiciera posible la aprobación del dictamen sobre “políticas sociales” elaborado por la Comisión para la Reconstrucción, tan vapuleada durante su andadura.
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