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Transitamos por un tiempo donde la racionalidad del siglo XX está en crisis. En el campo de la comunicación y la política, ciertos términos como “Estado”, “mercado”, “público” y “privado” han sufrido erosiones. ¿Qué significa hoy recordar los antiguos argumentos que se desplazaban entre supuestas certezas de identidad y una cultura política? ¿Cómo transitar entre las finanzas y la legitimidad en la construcción social de relatos y territorios?
Forman parte los números de nuestra realidad y, a menudo, la explican, pues el mundo se presenta, en general, como entidad mensurable y tangible. La numerología, con sus luces y sus sombras, viene dando cuenta de ellos a lo largo de los siglos. En la Grecia antigua, Pitágoras les imputó propiedades místicas, entendiendo que influían sobre la vida y el cosmos.
En la vida lo decisivo es sentir y pensar. La inteligencia también es sentiente, como afirma el gran filósofo Xavier Zubiri en uno de sus tratados. Las emociones y los sentimientos junto con las sensaciones y percepciones conforman lo que es la realidad subjetiva de las personas.
El individuo es vulnerable con carencias innumerables, con el mencionado rescoldo como candente demostración de su entidad. Sus variadas manifestaciones no pueden ser suplantadas por entidades de nuevo cuño.
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