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Desconozco si es la ignorancia la que nos hace sectarios o si el propio sectarismo nos hace ignorantes por inanición intelectual. Tampoco podemos descartar a la maldad como causa, al menos en origen. Pero, asimismo, mora entre nosotros, omnipresente, la estupidez, cuyos miembros se cuentan, al parecer, por millones, superando con amplitud en número a los malos.
A mí me parece chocante la casi total unanimidad en el silenciamiento de unas cosas y el despliegue informativo de otras respecto al gobierno, lo cual parece dar la razón a quienes opinan que todo ello es el resultado de importantes y jugosas subvenciones. Piensen en el desigual tratamiento de las cuestiones políticas según se refieran a unos u otros partidos.
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