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La campaña ha terminado. No tiene sentido que Belarra y la tal Jacinto sigan agarradas al trampantojo de Tomás Díaz como si fuera su banderín de enganche. Es el momento de acudir a los tribunales y poner en su sitio a «la niña de la curva», en palabras de Motos, y a la defenestrada de la Asamblea madrileña, Alejandra Jacinto. Una broma es una broma, pero clavar la purridera pentadiente al burdégano, no lo es.
Siempre he tenido la duda de que la suma sea buena “per se”. ¿Por qué la duda? Porque la unión no es un axioma de fuerza y victoria; sencillamente porque la fuerza y la victoria dependen de los sumandos..., y no, simplemente, del signo “+”.
Resumen mensual: -Deben ser alucinaciones pero, tras 500 días encerrada, salgo de la cueva y lo primero que me encuentro es al Dalai Lama.
Dice mi amigo Carlos Sánchez Mato, camarada en la lucha -él desde IU y yo desde Podemos-, que más que sumar, hay que multiplicar. Para sumar de verdad, es imprescindible: que esté Podemos; que no falten ni Izquierda Unida ni los Comunes; que formen parte Alianza Verde, Equo, Más País, Compromís y Anticapitalistas; y que, además, no aparquemos la ambición de convencer a las fuerzas políticas que legítimamente aspiran a la independencia de sus naciones.
Señora: soy votante de IU desde el inicio del partido. No votaré a Sumar; felizmente, tengo la opción de Podemos. Las razones son numerosas. Entre ellas: el 28 del actual, la Inspección del Trabajo presentó una querella contra usted en la UE. ¡Bonita manera de empezar su campaña para las próximas elecciones! Este organismo defiende a trabajadoras y trabajadores, y usted se ha negado a recibirlos en reiteradas ocasiones.
Lo que queda de la formación pastoreada, que no liderada, por Ione Belarra, estaba acurrucada como una perdiz esperando el momento de echar a correr. Eso de que Yolanda Díaz no contara con las «chicas» de Podemos para su proyecto de SUMAR, no sentó nada bien. Belarra, Montero, Serra y demás vidas regaladas empezaban a verse fuera de la política y no dormían sabiendo que se jugaban el futuro como políticas mediocres.
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