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El Parlamento Europeo ha dado por fin el visto bueno a la nueva Comisión que debe dirigir la política europea durante los próximos cinco años. El trabajo sucio del Partido Popular de Núñez Feijóo y un nuevo cambio de principios de los socialistas que lidera Pedro Sánchez han dado como fruto que la extrema derecha se naturalice y forme parte ya del gobierno de la Unión Europea.
El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha lanzado la iniciativa Generación COP29 para integrar la voz de los jóvenes en el proceso internacional de lucha contra el cambio climático, con la que seleccionará a varios de ellos para formar parte de la delegación nacional que acudirá a la Cumbre del Clima de este año, que se celebrará del 11 al 22 de noviembre en Bakú (Azerbaiyán).
Al pestilente embalse de las injustas e inmerecidas descalificaciones hacia el PP, sus afiliados y simpatizantes, le han abierto las compuertas los representantes de la “progresía española”, liderados teóricamente por el embustero Sánchez pero que, en realidad, está en las sucias manos de Bildu e Izquierda Republicana de Cataluña, según se vio por televisión hace unos días.
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