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Clara Sánchez-Rebato Valiente es la primera mujer con parálisis cerebral en España en obtener el título de doctora en el ámbito de la comunicación y la publicidad. Ha defendido su tesis “Booktube: hablemos de literatura. Estudio de la dinámica entre creadores y usuarios de YouTube a través de los libros” en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid.
La tesis de Elsa García ha determinado por primera vez la dieta de las paralarvas de calamar común europeo, la de Robert Stryinski identifica y caracteriza el proteoma del nematodo parásito A. simplex y la de Daniel Broullón revela que en la Ría de Vigo la zona interna se está acidificando a una velocidad mayor que la zona externa.
Érase un hombre a su ego atado, érase un malandrín sin sentimientos, érase un fabricante de harapientos, érase un traidor desequilibrado.
Aquél que no haya vivido el proceso de redacción de una tesis, no puede imaginar la cantidad de esfuerzos y sacrificios que conlleva la presentación de la misma, desde el día en que se decide introducirse en el maravilloso –aunque proceloso- campo de la investigación universitaria.
Una de las cosas que más llama la atención de las estadísticas, es que a pesar de que en teoría un alumno debería acabar su grado con 22 años, la franja de edad más habitual en las tesis aprobadas es la de los 30 a los 34 años, con un 34,1 %; muy por encima de la de 24 a 29 años con solo un 24,7%.
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