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La obsesión del Gobierno con VOX está siendo enfermiza. Cuando en mi “cama” meto a “la bien pagá”, no puedo moralizar la política de los demás partidos. Cuando en mi despacho tienen sitio los herederos de ETA, los separatistas, los feminismos engañosos y los agentes sociales cotizados (conocidos como sindicatos), no puedo abrir academias de Ciencias Políticas y Sociales.
Mientras el concepto ULTRA no sea clarificado por los medios que la Legislación Española determine, seguiremos teniendo conflictos, cada vez que un ciudadano individual, una entidad o un partido político expresen ideas que no gusten a cualquier otra persona, entidad o partido político.
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