Pasa el tiempo y cada uno de nosotros evoluciona y eso hace que empecemos a perfilar nuestros gustos, decidir nuestra ocupación, tener amigos determinados o elegir unos objetivos concretos que no nos resultaban tan atractivos tiempo atrás. Si ambos evolucionamos en la misma dirección, los nuevos caminos, las nuevas expectativas, las nuevas experiencias que se nos presenten podemos recorrelas de la mano, pero ¿qué nos pasa si la evolución no es paralela? Qué ocurre si los gustos evolucionados no son los mismos sino que no tienen nada en común los de uno con los de otro? Otra de las causas es la esperanza de vida en los países occidentales. El hombre ha pasado de vivir menos de cuarenta años, en el siglo XIX a vivir más de ochenta. Ahora en este sentido las personas que tenemos más cuarenta años somos producto de nuestra civilización y tenemos una expectativa de vida y podemos llevar a cabo muchas más cosas que hace mediosiglo.
El hombre actualmente tiene que ser consciente de que al alargar la vida puede llegar a vivir varias vidas en ésta, y que su tendencia será explorar otras alternativas, lo que antes no podía hacer y que puede afectar a sus relaciones de pareja. El aumento de la esperanza de vida hará que haya más parejas dispuestas a vivir las distintas etapas en las que se mueve nuestro crecimiento personal.
También la caducidad intrínseca del matrimonio cuando ya los hijos alcanzan una edad determinaday se independizan se cumplen los objetivos biolójicos de la pareja que también repetirán ellos. La duración de esta etapa está en la mayoría de edad de los hijos a partir de los 15 o 20 años. A pesar de la actual tendencia de alargar indefinidamente la permanencia en el hogar paterno, la sensación de "tarea concluida" de los progenitores cuando alcanzan esa edad es la misma. Claro este fin de tarea paterna parece asociado al fin de la pareja que fué creada con el fin de ayudar a crecer a los hijos.
El cristianismo instituyó el sacramento del matrimonio "hasta que la muerte nos separe" -principios de la era cristiana- de unos 10-15 años que coincide con la edad media de los matrimonios en la actualidad (12,8 años). Claro, a nuestros antepasados el matrimonio les duraba toda la vida ya que se morían antes. Nosotros, seguimos pudiendo tener otras vidas.
Los integrantes de la pareja tienen igualdad de funciones. Los dos miembros tienden a ser igualmente productivos económica y socialmente. Esta igualdad conseguida recientemente por las mujeres - les hace ser más autónomos, más independientes y reclamar los mismos derechos en la pareja. Aunque a la vez puede ocasionar más conflictos heredados de otros tiempos, que adjudican a cada uno un papel concreto del que antes no podía moverse, pero del que ahora sale sin problemas.
Hoy la consideración social de los divorciados no es como antes que te señalaban con el dedo, esto socialmente se ha normalizado y hay menos crítica social.
Se han perdido los sentimientos de culpa y la baja autoestima después de la ruptura.El sentimiento de fracaso si el duelo está bien elaborado, va a facilitar la maduración del individuo y se convertirá en una experiencia útil para el futuro y puede ayudarle a no repetir errores con su futura pareja.
Hay que tomar conciencia de la frecuencia social de los divorcios y de los problemaslegales que conlleva la separación. Y percibir que la separación "amistosa" es una salida más fácil a la crisis de pareja que lleva en sí traumas psicológicos de cada uno, es menos costosa yacelera el proceso de la separación.
Además el contrato temporal facilita la reflexión de los problemas según van apareciendo. Disminuye el sentimiento de posesión y el maltrato dentro de las parejas porque cada uno conserva en todo momento su independencia y sólo hay un compromiso temporal.
Parece que a la vista de todo esto, podemos concluir que la relación de pareja es una relación muchas veces temporal, instituida "para siempre" en la época en la que la esperanza de vida era muy baja: inferior a treinta y cinco años, pero en nuestra época ya hay muchas razones que nos llevan a apoyar su temporalidad y que en la mayoría de los casos no están condicionadas por nosotros mismos, sino por el momento histórico y social que nos ha tocado vivir.
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