En un banco de la avenida hay dos mujeres discutiendo. Por su conversación, deben ser madre e hija aunque parecen prácticamente de la misma edad.
La que parece ser la madre aguanta estoicamente las imprecaciones de la otra mujer. La hija cada vez parece estar más alterada. Y con su estado de ánimo también parece aumentar su edad. En unos minutos su madre, que curiosamente va rejuveneciendo al escuchar, será mucho más joven que ella.
Efectivamente, así ocurre. Ahora la hija parece ostensiblemente mayor que su madre. Grita, vocifera y envejece. La madre calla y rejuvenece. Ahora la madre es la hija y viceversa.
Callan las dos y las edades se acercan. La madre toma las riendas de la discusión. En unos minutos la hija volverá a ser joven. Volverá a ser hija.
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