Los equipos de trabajo viven múltiples situaciones a lo largo de su vida y trayectoria, pasan por todo tipo de visicitudes y momentos, y tienen que estar preparados para ello. La vulnerabilidad en los equipos es un tema clave, la vulnerabilidad nos hace fuertes como equipo.
No es algo a lo que estemos acostumbrados, no se habla demasiado ni se comenta. Se habla mucho más de que el equipo tiene que ser comprensivo, comunicativo, fuerte, resistir toda adversidad… Pero:
¿Se puede ser comprensivo cuando no estamos siendo nosotros mismos?
¿Se puede ser comunicativo cuando nuestra comunicación es superficial?
¿Se puede ser fuerte cuando no sentimos que estamos en el lugar adecuado?
En realidad, si en un equipo existe vulnerabilidad, podemos ser lo que queramos, pero sin ella, el equipo se disolverá y fracasará más temprano que tarde.
¿Qué quiere decir vulnerabilidad? No es algo que generalmente nos viene de casa, no es algo que se enseñe en un manual de escuela de negocios, no suele estar encima de la mesa, por eso quizás a ti también te suene raro esto de la vulnerabilidad.
La vulnerabilidad tiene que ver, sin embargo, con la mayor parte de los factores que hacen que el equipo pueda alcanzar el éxito. ¿Te parecen interesantes la cohesión, la confianza o la comunicación auténtica como factores de éxito de un equipo? Seguro que sí. Pues sin vulnerabilidad no son posibles.
Vulnerabilidad es poder ser nosotros mismos dentro del equipo. No tener la necesidad de llevar máscaras. En definitiva es eliminar todo tipo de barreras mentales, dejar atrás todo tipo de miedo y mostrarnos con naturalidad a los demás miembros del equipo.
Como puedes adivinar no es fácil. Más que nada porque todos queremos sentirnos protegidos cuando estamos con los demás. Por este motivo las personas crean muros, murallas y fronteras infranqueables entre su yo auténtico y su yo mostrado al equipo. Esto siempre pasa factura.
“Baja la muralla” decía la letra de una conocida canción de Víctor Manuel y Ana Belén. Quizás sea eso lo que necesitamos para prosperar como equipo, descubrirnos los unos a los otros tal como somos. En realidad cuando uno se muestra como es, es cuando más impacto tiene en los demás.
Atrevernos a mostrar nuestro lado más humano, más personal, pedir perdón, reconocer que no lo sabemos, reconocer que nos hemos equivocado, compartir experiencias significativas, tocar, abrazar, sonreir, son todos actos que facilitan la conexión entre personas de un equipo.
La semana que viene realizaré un Coaching de equipos con un equipo del sector Farmaceútico. Recuerdo, hace 9 años, que cada vez que se veían, cada día, unos y otros se fundían en un abrazo. Por lo que sé, todo ha ido a mejor en estos 9 años, y me apetece mucho volver a compartir con ellos. Este equipo ha facilitado, a través de distintas herramientas y métodos la vulnerabilidad, y eso les hizo fuertes. Especialmente cuando la mayoría de competidores del sector palidecían por los efectos de la recesión económica del 2011-2015, el equipo florecía con la misma fuerza que una Primavera.
Ser vulnerables no tiene nada de sencillo. Cuando lo somos estamos dejando el “Ego” en la puerta, no estamos siendo víctimas del miedo, no nos estamos defendiendo ni protegiendo.
El otro día veía un video del equipo del Betis, en sesiones previas a un partido. Hacián un ejercicio muy sencillo para fomentar la distensión y la vulnerabilidad. Es muy divertido:
Sabemos que el exceso de tensión es contario a los buenos resultados en un equipo. Tiene que haber una sensación de excitación y preparación psicológica para los buenos resultados, pero tensión en exceso y trabajo en equipo no suele funcionar bien.
De ahí que muchos entrenadores faciliten la vulnerabilidad del equipo con dinámicas de este tipo, especialmente en un deporte tan mediático como el fútbol y en el que los egos pueden estar tan arriba que se creen barreras infranqueables entre unos y otros miembros del equipo.
Lo excelente de la vulnerabilidad es que cuanto más la practicamos más fácil es seguir haciéndolo, es como un músculo que se entrena. En el equipo más sencillo, la pareja, cada vez que perdemos la vulnerabilidad es porque hemos entrado en el conflicto, porque el miedo se ha adueñado de nosotros. Entonces es cuando más esfuerzo tenemos que poner en facilitar la apertura, en pedir perdón y volver a conectar.
Los equipos sólo conocen de dos energías. La energía de la confianza, cohesión y la confianza del miedo y la desconfianza.
En una existe humildad, en la otra orgullo.
En una existe amor, en la otra miedo.
Si trabajamos en nuestra autoconfianza, autoestima y autoeficacia, podremos también mostrarnos vulverables, porque no hay nada que temer. De ahí la importancia de que cada miembro del equipo llegue al equipo con el grado de madurez suficiente para poder trabajar con los demás. Si no fuera así, aparecerán todo tipo de comportamientos tóxicos y destructivos del equipo: culpar, hacerse la víctima, faltas de respeto…
No obstante, si diriges un equipo o formas parte de él, la invitación que te hago es a que facilites la vulnerabilidad, empezando por ti, creando relaciones auténticas con los demás, mostrando tu yo más verdadero. De esta forma invitarás a los demás a hacer lo mismo, y es posible que el equipo en su conjunto evolucione hacia una siguiente dimensión.
Como puedes observar no es tarea fácil y por este motivo muy a menudo los que observamos e interactuamos “desde fuera” con los equipos, en un rol de consultor o facilitador, lo provocamos a propósito.
¿Cómo es el grado de vulnerabilidad de tu equipo?
¿Cómo de preparados estáis para vivir situaciones muy, muy críticas y difíciles?
¿Sientes que en tu equipo se podría mejorar el grado de confianza?
El ruido es uno de los problemas más comunes en los hogares modernos, especialmente en zonas urbanas donde el tráfico, las obras y las actividades vecinales pueden perturbar la tranquilidad. Según datos de la OMS, el ruido excesivo afecta la calidad del sueño, aumenta el estrés y puede tener consecuencias negativas para la salud mental. Afortunadamente, existen estrategias prácticas y accesibles que pueden ayudar a reducirlo de manera efectiva.
Ana regenta una pequeña tienda familiar que heredó de sus padres. Durante años, el negocio marchó bien, pero los cambios en las preferencias de los clientes y la creciente competencia online comenzaron a afectar las ventas. En lugar de rendirse, Ana decidió invertir en la formación de su equipo.
En un entorno empresarial en constante cambio, la dirección estratégica de una organización es fundamental para su supervivencia. Si te preguntas hacia dónde se dirige tu empresa o departamento, si existe un plan claro para los próximos 10 años, si el clima laboral es positivo o si la competencia está ganando terreno, es probable que necesites un plan estratégico sólido.