“Pasé de convivir con un hombre tolerante, amable, extrovertido, integrado perfectamente en nuestra sociedad, a un individuo cuyas creencias pasaban por la crueldad más absoluta, la imposición, la prohibición, sin encontrar salida alguna”. Así ha resumido esta tarde en Córdoba Raquel Alonso el calvario que vivió cuando Nabil Benazzou, entonces su marido, inició en 2011 un proceso de radicalización que le llevó de ser una persona “en absoluto religiosa” a ser condenado en septiembre de 2016 a ocho años de prisión por integración en organización terrorista como miembro de una célula yihadista.
Alonso ha ofrecido esta tarde la conferencia Cuando tu marido se convierte en yihadista, un testimonio en primera persona, organizada por el Instituto de Seguridad y Cultura. “Fue extremadamente duro, me vi atrapada, entonces lo único que sabíamos del terrorismo islamista pasaba por los atentados del 11-S y del 11-M, cometidos por Al Qaeda; desconocíamos los nuevos grupos, como Estado Islámico, cuya bandera negra no tenía significado para nosotros”.
¿Cómo pasa una persona “occidentalizada, culta, con dos carreras, que habla cuatro idiomas y en absoluto era religiosa” a convertirse en un terrorista islamista? “Fue a la mezquita tras el fallecimiento de su padre para rezar por su alma y ahí se le acercaron los líderes de la célula”. “La mezquita jugó un papel fundamental en la radicalización de mi marido”, ha recalcado Alonso.
La mezquita es la de la M-30 de Madrid, cuya cafetería, según las investigaciones, servía de punto de reunión para la célula. “Si ellos campaban a sus anchas en una de las principales mezquitas de España sabiendo que estaba vigilada, qué no ocurrirá en otras que hay en locales y garajes y que escapan al control de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Alonso ha incidido en que “es necesario explicar lo que está pasando en las mezquitas: hay 90 en España y en 80 de ellas se dan discursos salafistas”.
Nabil Benazzou se integró en la ‘Brigada Al Andalus’, una célula de captación, adoctrinamiento y envío de terroristas a Siria e Irak ligada a Estado Islámico liderada por Lahcen Ikassrien, que había pasado varios años preso en Guantánamo. En relación con el hecho de que la célula en la que se enroló su ex marido se autodenominara Brigada Al Andalus, Alonso ha recordado la importancia simbólica que tiene España -con la Alhambra, la Mezquita de Córdoba y la proyección de la idea de Al Andalus como banderas- en la propaganda yihadista.
Durante la investigación y el posterior proceso judicial, se puso de manifiesto que varios de los integrantes de la célula terrorista estaban listos para partir hacia Siria, siguiendo los pasos de otros miembros del grupo; algunos de ellos viajarían en solitario y otros utilizarían a sus familias para evitar levantar sospechas. Alonso ha explicado en este contexto el terror que vivió cuando asumió la transformación de su marido: consultó con un abogado qué ocurriría si se divorciaba y éste le confirmó que al no existir más que sospechas, era muy probable que consiguiera un régimen de visitas para sus hijos.
“Me vi atrapada, pues debía proteger a mis hijos de su propio padre y de sus nuevos amigos a los que llamaba ‘hermanos’; no encontraba salida alguna y decidí fingir una conversión al islam, con el fin de que fijara su adoctrinamiento en mí y no en los niños”. Una situación que se convirtió en insostenible cuando su hija, de entonces cinco años, le contó que su padre la había llevado a un cementerio y le había explicado que “allí estaban todos los infieles que irían al infierno”. El horror llegó cuando bajó un momento a comprar el pan y su hijo, aterrado, le dijo que “su padre le acababa de mostrar un vídeo de cómo había que degollar a los infieles”.
La Brigada Al Andalus fue desmantelada en la ‘operación Gala’ llevada a cabo por agentes de la Comisaría General de Información el 16 de junio de 2014.
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