Los mejores equipos de fútbol del continente están obligados a competir siempre hasta la fase final de los campeonatos más importantes. Esta exigencia constante para evitar el fracaso -y la temida temporada en blanco- obliga a iniciar la preparación deportiva y técnica con mucha anterioridad al inicio de la misma. Los directores deportivos sondean el mercado con el fin de encontrar nuevos talentos que puedan ser incorporados al mercado de verano con el fin de aplicar un salto cualitativo en la plantilla. Este tipo de planificación la ha aplicado con mucho éxito el antiguo Sevilla de Monchi, equipo que se encuentra inmerso actualmente en la lucha por la Europa League, competición siempre exigente que nos ofrece algunos de los choques más interesantes del continente.
Los equipos disponen de una idiosincrasia y una manera de jugar determinada que obliga a encontrar perfiles muy específicos de futbolistas, y si hay un club que lleva su ideología táctica hasta el extremo es sin duda el FC Barcelona. La entidad catalana, muy marcada por el juego de posición que implementó Cruyff, intenta buscar nuevos valores que puedan desplegar su juego en esta filosofía. Hemos visto muchos casos de jugadores que han fracasado a la hora de intentar integrarse en este ecosistema, uno de los más recientes es el caso de André Gomes. Pero si hay un duopolio que ha resultado exitoso en relación al Barça es la incorporación de fichajes del Ajax de Ámsterdam, una de las canteras futbolísticas más potentes de Europa junto con la Masia azulgrana.
Estas últimas temporadas hemos visto surgir una nueva hornada de jugadores espectaculares que han conseguido que todo el mundo futbolístico ponga la lupa sobre la entidad holandesa. Ya pudimos visualizar todo su potencial en la eliminatoria que el Ajax disputó con el Madrid en la Champions League, donde el conjunto blanco acabó desmenuzado ante la juventud y la ambición de esta nueva generación superdotada. Y existe el caso particular de un jugador que ha sido considerado casi como una cuestión de estado por el Barça. Hablamos de Frenkie de Jong, un jugador que se adapta perfectamente al tópico de que "ha nacido para jugar en el Barça". Ante el posible miedo de que el centrocampista firmara por otro equipo, el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, realizó un movimiento que el Barça no suele realizar. Hablamos de anunciar una incorporación en plena temporada que se hará efectiva el verano siguiente. Pero su caso no es arquetípico, ya que antes de desembarcar en la Ciudad Condal ya cuenta con la aprobación por unanimidad de todo el entorno azulgrana, un hecho que no se recordaba en las últimas temporadas. Junto con Arthur, Aleñá y Busquets, está llamado a practicar y mejorar el juego basado en la posesión, típico del Barça.
Para conocer en profundidad cuáles son sus capacidades tácticas, sólo hay que fijarse en los números que el jugador consiguió el Bernabéu. El holandés fue el futbolista que más pases con éxito realizó, con un total de 49. También fue el jugador que más balones recuperó. Un equilibrio perfecto entre creación y capacidad defensiva que lo convierten en un hombre altamente polivalente. Su liderazgo también se hizo patente en medio del partido, ya que realizó varias acciones interesantes, como un dribbling que terminó con Vinicius Jr. y con Luka Modric en el césped del majestuoso Santiago Bernabéu, uno de los estadios más temidos del panorama internacional.
De Jong recibió el encargo azulgrana de eliminar al Real Madrid cuando estaba cerrando su incorporación. De momento, ya ha justificado el desembolso que el Barça realizó; está por ver cuál será su progresión en esta presente edición de la Champions League, hay que recordar que el futbolista sólo tiene 21 años, con un futuro ilusionante por delante. El año que viene abandonará su puesto de confort para iniciar una aventura con Leo Messi y compañía. Si los presagios son ciertos, el Barça disfrutará de buen juego la próxima temporada, ya que la generación dorada que ha bañado de títulos la entidad catalana los últimos años, también empieza a apagarse. Renovarse o morir.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.