Desde el pasado viernes, los usuarios de la plataforma digital de series y películas Netflix pueden visualizar la docuserie llamada 'El Caso Alcàsser'. Consta de cinco capítulos en los que se establece un seguimiento cronológico desde el momento de la desaparición de Miriam, Toñi y Desireé cuando se dirigían a la discoteca Coloor de Picassent hasta el momento en el que se celebra el juicio, con la figura de Miguel Ricart (en la calle desde el pasado 2013) como el único culpable, ya que Antonio Anglés, que según la versión oficial también estuvo relacionado en el secuestro, violación y asesinato de las tres niñas, estaba fugado. Una fuga de película a la que ni siquiera se hace mención en la producción audiovisual.
Los directores del documental decidieron poner el foco sobre el trato mediático que recibió el caso en vez de ponerlo sobre cuestiones que a día de hoy, más de veinte años después, aún no tienen respuesta. ¿De quién eran los siete pelos encontrados en la segunda autopsia realizada por el doctor Frontela? ¿Cómo puede ser que no se encuentren restos biológicos en la caseta de la Romana? ¿Por qué algunos de los testigos cambiaron su versión o acudieron a testificar pasados más de cinco días?
Estas tan sólo son algunas de las cuestiones que sugiere el caso. En la docuserie, se expone la versión oficial y la "extraoficial" con Fernando García (padre de Miriam) y Juan Ignacio Blanco como representantes, pero en ningún caso se ahonda en el sumario, la principal fuente de consulta para conocer más a fondo un caso de tanta magnitud como el que estamos tratando. Lo más importante de todo esto es que se vuelve a hablar de uno de los casos más macabros, mediáticos y escalofriantes de la historia reciente, lo que puede dar pie a que se abran líneas de investigación que hasta el momento no habían podido abrirse.
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