Los dos contrincantes para ser el nuevo primer ministro, Jeremy Hunt y Boris Johnson, solo buscan ganar votos dentro de una minoría compuesta por 160,000 militantes conservadores, quienes están muy influidos por el planteo de concretar el Brexit a más tardar el 31 de octubre, aunque éste se dé sin acuerdo con la UE. Ambos ahora compiten en demostrar quién es el que más pueda enamorar a ese minoritario sector ofreciendo salirse de la UE incluso sin acuerdo este 31 de Octubre.
Esta no es la posición mayoritaria del país, pues en las últimas elecciones al parlamento europeo solo el 35% de los votos fue para partidos pro-Brexit duro e inmediato, mientras que el 42% fue para partidos pro-UE y el resto fue para quienes promovían un Brexit blando y negociado.
Una salida sin acuerdo y dura de la UE puede generar serios problemas en la mitad de los 4 países que conforman el Reino Unido (Escocia e Irlanda del Norte), con Londres y con las principales ciudades de Inglaterra y Gales y con Gibraltar, lugares muy ligados y proclives a la UE. Incluso puede poner en riesgo la unidad del reino pues el gobierno de Escocia pide un nuevo referéndum en 2020 para romper con Inglaterra y mantenerse en la UE.
Se supone que la reina invita al líder de quien comande la mayoría absoluta de los 650 miembros de la cámara de los comunes a ser su primer ministro. Los conservadores creen que le corresponde automáticamente ese derecho pues sus actuales 313 parlamentarios logran ajustadamente el 50% más uno de dicha cámara debido a la particular situación de los 18 parlamentarios asignados a Irlanda del Norte. De éstos 7 se niegan a posesionarse en sus cargos pues no reconocen lo que ellos llaman la anexión británica y demandan la reunificación de la isla irlandesa en torno a una sola república, y 10 de ellos son el Partido Unionista Democrático que tiene un pacto con los tories.
Sin embargo, hay al menos una docena de parlamentarios conservadores que amenazan con vetar cualquier Brexit sin acuerdo. El “padre de la cámara” Kenneth Clarke, un ex canciller y tesorero tory y el ex fiscal Dominique Grieve han manifestado que ellos piensan pedir la caída de un gobierno de su partido si éste promueve un Brexit sin acuerdo. Además los ministros de defensa, trabajo y pensiones, desarrollo internacional y tesorería (el número dos de Theresa May) van en esa dirección.
A inicios del año 3 parlamentarios conservadores renunciaron a su partido para oponerse al Brexit, y las deserciones pueden crecer en la medida que el liberalismo democrático adopte crear una alianza anti-Brexit que atraiga a tories pro-europeos disidentes. Muy pronto va a darse una elección en el oeste de Gales donde sus residentes pidieron la remoción del parlamentario conservador por acusaciones morales. En estos comicios es muy probable que los tories pierdan y reduzcan su bancada a 312. Basta con que algunos parlamentarios conservadores se nieguen a apoyar al nuevo líder electo por el partido para que éste no logre una mayoría parlamentaria absoluta. En ese caso Theresa May pudiese prorrogar su mandato hasta que los tories escojan a otra figura o se adelanten elecciones.
Incluso si la reina invita al nuevo líder electo por los conservadores a ser su primer ministro este puede que no dure mucho. Basta con que el voto de censura propuesto por el Líder de la Oposición saque más votos para que dicho premier caiga. Y esto puede ocurrir al inicio de su mandato como al momento en que él pida un Brexit duro o sin acuerdo.
De allí que es muy probable que en el otoño se llama al pueblo a votar ya sea para ir a unas elecciones generales o para darse un nuevo referéndum.
A ese grave problema se le suma la rebelión que va a tener Londres el 12 de octubre con una mega-marcha en pro del voto confirmatorio así como de Irlanda del Norte y de Escocia, país que demanda en el 2020 un referéndum para estar en la UE rompiendo con Inglaterra.
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