Es vasca, nació en San Sebastián y desde aquella tierra, pegada al Atlántico, comenzó desde su tierna infancia a realizar el trabajo que le ha llevado a ser considerada y conocida en el mundo de la moda. Estudió en varias ciudades, aprendió los vericuetos del mundo del diseño, del tacto de los tejidos, de saber coser un vestido que resistiera todos los embates de una boda o de una fiesta, del buen patronaje y ha visto como el destino por ella diseñado desde el mundo infantil se ha realizado en el mundo de los vestidos de novia y en los de fiesta. Hace diez años que está en este mundo precioso y difícil, donde se conjugan el buen hacer de un diseño y el saber encontrar el movimiento en el cuerpo de un tejido cosido para una mujer que desea ser la más bella en el día del “si quiero”.
Desde pequeña sentiste afición por la costura, ¿a qué edad fue y cómo se desarrolló esta inclinación por la costura?
Me recuerdo desde siempre diseñando y cosiendo vestidos para mis muñecas, era algo que me encantaba; hasta el punto de que a los once años fui por mi cuenta a matricularme en una academia de corte y confección con la consiguiente sorpresa de mis padres. Siempre tuve claro que quería dedicarme al mundo de la moda.
Aprendiste en Madrid, Bilbao, Barcelona y San Sebastián, ¿cuando ibas a cada una de estas escuelas notabas diferencia en cada una de ellas?, ¿qué aprendiste en cada una?
Lo viví más como un proceso de evolución y maduración, como una suma de conocimientos. En este proceso fue muy enriquecedor acercarme a la moda desde las distintas perspectivas que da el estudiar en centros diferentes y en ciudades diferentes teniendo en cuenta que estamos en un mundo muy globalizado.
A los 15 años ya diseñabas y empezaste tus trabajos más conocidos en el prêt-à-porter trabajando para hombre y mujer, ¿cómo eran tus primeras inspiraciones?
De alguien que está en proceso de maduración….
¿Por qué dejaste el prêt-à-porter?, ¿era difícil compatibilizar ambos?
En su momento, más que intentar compatibilizar, decidí dar un giro hacia una forma de trabajo que me apasiona. La Alta Costura te permite trabajar de forma minuciosa y detallada, precisando más la técnica, buscando más el detalle y estudiando cómo sacar el mejor partido a las telas…es una confección totalmente artesanal, es otro mundo respecto al prêt-à-porter, pero no descarto poder compatibilizar ambas facetas si surge la ocasión.
Llevas haciendo vestidos de fiesta y de novia desde el año 2002, ¿has evolucionado y cómo en tus creaciones?, ¿cuándo empezaste en el mundo del vestido nupcial era muy diferente a estos momentos?
Una década de trabajo y de experiencias dan para crecer mucho profesionalmente. En mi caso diría que he evolucionado tanto a nivel creativo como en la investigación de tejidos, en la búsqueda de nuevos materiales y en la experimentación de nuevas técnicas. Todos ellos son aspectos que me interesan mucho y en los que sigo trabajando.
En lo fundamental no encuentro grandes cambios en cómo se trabaja el diseño nupcial en estos diez años, pero sí en el protagonismo que ha adquirido dentro del mundo de la moda y en cómo se conoce y se reconoce a marcas y diseñadores actualmente.
Eres vasca, tienes el taller en San Sebastián, ¿crees que tus vestidos de novia serian exactamente como los que haces ahora si hubieses nacido en Sevilla, Barcelona o París?
Mis diseños están totalmente ligados a mi persona y mis experiencias, y supongo que si varías cualquiera de estos parámetros, sea la ciudad donde se vive, el centro donde se estudia o si tienes hijos, por ejemplo, va a haber una variación en el resultado. Dicho esto no creo que la geografía sea un factor especialmente relevante. En cada lugar y en cada momento histórico se “bebe” de unas fuentes y unas influencias concretas, pero la creatividad tiene una cualidad tan universal y la moda está tan globalizada que minimiza las diferencias locales.
Isabel, ¿crees que es natural que una novia se haga un vestido especial para el día de su boda si éste sólo lo va a utilizar unas horas?
Creo que cada mujer ve el vestido de su boda de una forma muy personal y le concede una u otra importancia, o un significado concreto. Hay quien busca la utilidad, quien lo disfruta de forma especial, quien lo ve como un símbolo…¡hay tantas interpretaciones como personas!.
En tu taller, cuando vienen las novias, con sus madres, con la suegra, con sus amigas y las primas, ¿tienen claro cual es el modelo que van a llevar, o vienen a ti porque les gusta tu estilo?
Entiendo que la persona que viene es porque le gusta lo que hacemos y confía en nuestro criterio. A partir de aquí hay de todo; hay mujeres que tienen muy claro lo que quieren para su vestido y otras que buscan fundamentalmente tu opinión y tu visión. En ambos casos el proceso de elaboración siempre es algo conjunto en el que la novia participa desde el inicio.
He visto que en tus colecciones también presentas diseños realizados con tejido en color blanco roto, el blanco rosa, el blanco azul, pero la mayoría de novias lo que quiere es un vestido con muchos adornos, con brillos y blanco roto como máximo, ¿por qué crees que esto es así?
Como decía antes hay tanta diversidad de vestidos como novias, no me atrevería a definir un vestido de novia tipo que guste a todo el mundo, por lo menos no es nuestra experiencia en estos diez años. Podemos hablar de una novia clásica, muy del blanco, pero también hay novias que se casan de rojo o novias a las que les gusta impactar con un diseño que se salga de lo convencional…
Últimamente hay diseñadoras-es que han impuesto dos vestidos para el día de “si”, uno para la ceremonia y otro para la fiesta, ¿tú también haces propuestas de este tipo?
Si, es algo bastante común últimamente, por lo bonito que resulta y por el plus de comodidad que da, sobre todo en los casos de vestidos con cola, velos largos o elementos que puedan restar movilidad. A veces ideamos elementos del vestido, como una falda corta interior o un corpiño, que se pueden quitar o utilizar de forma independiente y crear un look diferente para la fiesta.
He visto en muchos de tus diseños que usas tejidos con mucha caída, escotes dobles y sin mangas, ¿no te gustan las mangas, ni las flores, ni las superposiciones, ni los volantes? ¿Qué tejidos son los mejores para trabajar en un diseño nupcial?
Hay pocas cosas que no me gusten. Me decanto más por vestidos o cuerpos sin manga con chaquetas o abrigos por encima por la versatilidad que le da al conjunto. Me atraen mucho los juegos que dan las superposiciones de tejidos, las plumas y otros materiales. En cuanto a los tejidos cuanto más calidad tengan más posibilidades nos dará para el diseño. Me encantan los tejidos con movimiento, como las gasas, tules, organzas, también combinados con otros tejidos de más cuerpo como mikados o brocados.
Todos estamos con el agua al cuello, sin embargo, y a pesar de esta crisis terrible, las parejas se casan, las novias buscan el traje soñado, ¿has notado un cambio de actitud en las novias cuando llegan a tu taller?, ¿gastan más?, ¿no se acuerdan del momento qué vivimos?, ¿procuran ser felices? ¿Te sientes afortunada de estar en una negocio que da trabajo a 13.000 personas en España y que parece difícil que se tambalee?
Aunque la cautela y el control del gasto están presentes en todo momento, en nuestro caso no se aprecia un cambio de actitud muy significativo. Hay que tener en cuenta que hablamos de la confección de un vestido muy especial para una ocasión poco habitual en la vida de una persona. Las mujeres que vienen al taller dan una importancia primordial a ese vestido y quieren que esté a la altura de sus expectativas.
La crisis te ha obligado a cambiar el ritmo de tu trabajo, los vestidos de fiesta son para estos días y ahora, ¿diferentes?
En los vestidos de fiesta se aprecian más cambios, de entrada porque en general han disminuido los actos y eventos sociales de relevancia. A pesar de ello, hay personas para las que el vestido de fiesta es una herramienta de trabajo más por su entorno o su profesión.
Una joven de 18 años que se casa por vez primera, ¿escogerá un diseño diferente al de una mujer divorciada que se casa por segunda vez o al de una pareja de jubilados?
Evidentemente no es lo mismo una novia joven que se casa la primera vez, que una mujer madura que se ha casado varias veces, o una boda de mucha etiqueta y una celebración en un ayuntamiento, y hay que tener en cuenta todos esos condicionantes. Creo que el vestido debe ser un reflejo de cada novia, que se adapte a su estilo y a su físico, pero también que sea coherente con sus expectativas e ilusiones…y muchas veces éstas no tienen nada que ver con la edad, ni en donde se vive. Hay novias maduras a las que les queda fenomenal un vestido muy romántico y novias jóvenes que buscan un vestido muy sobrio… cada una le pone su intención y su personalidad.
Es la primera vez que desfilas en la Barcelona Bridal Week, ¿por qué no lo has hecho antes?, ¿crees que la BBW tiene futuro?, ¿está en un buen momento?, ¿es preciso que existan una pasarela y una feria como esta?
Nunca le he visto sentido a la coexistencia de dos eventos y pasarelas de la importancia de Gaudí y de Cibeles, y más en estos momentos en los que de lo que se trata es de unir fuerzas… En mi caso he desfilado en Cibeles desde hace muchos años y veía inviable una duplicidad en fechas tan próximas, y creo ese ha sido el caso de otros diseñadores y marcas. Este año he tenido la ocasión de dar el salto a Gaudí y es algo que nos hace mucha ilusión y que vemos como una gran oportunidad para proyectarnos con más fuerza hacia el exterior.
La diseñadora vasca presentará su colección en la pasarela catalana el próximo dos de mayo a las doce del mediodía. Con ella estarán el músico Mikel Erentxun y el dermografista Félix Plano, ambos ayudarán a que la colección, “vitalista, inspirada en el nacimiento del Rock&Roll en la sociedad norteamericana de los años cincuenta”, según explica Isabel, sea un éxito y lo que es más, una apuesta arriesgada, en la pasarela de la BBW se ven siempre todos los estilos posibles, pero el inspirado en el mundo del Rock es menos visible. A ver si las novias se animan y se casan al ritmo frenético que llevó a la cima del éxito al “rey del Rock”, Elvis Presley.
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