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Bundó, elegancia y libertad | ||||||
| Globos y tiaras en el pelo | ||||||
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Poco ante de comenzar su pasarela en la Barcelona Bridal Week salió Ivonne Ruíz, diseñadora y mujer de Raimon Bundó hijo, y dedicó unas frases en recuerdo de Paco Flaqué, fallecido el pasado año, y también de su suegro, Raimon Bundó, los dos creadores del Salón Noviaespaña, dando alientos al padre de su marido en su recuperación hospitalaria después de haber sufrido un infarto de miocardio.
Empezamos a escuchar el cu-cu de los contadores de horas, el repicar de unas campanas y el cri-cri de los grillos, sonaba música de Chopín cuando aparecía la primera novia, majestuosa, iba con un corsé de mikado, falda voluminosa del mismo tejido, en el cuello un maxi foulard color verde imperial, la modelo, muy despacio, caminaba por una pasarela inundada de globos de diferentes medidas, algunos enormes, estaban cubiertos todos con tul ilusión de seda, con encaje de diferentes colores, todos pálidos, todos como cualquier tejido que pudiera crear un vestido de esta pasarela de Bundó en donde, con dos diseñadoras, la diferencia del estilo de una y la otra quedó bien enmarcada en todo lo que vimos. La novia iba con la cara tapada por el tul ilusión, nada rebuscado, como si ella, un poco a su aire, se hubiera ligado un pañuelo y se lo hubiera ceñido en la parte de atrás del pelo recogido. En la frente una tiara de encaje en forma de triángulo rematado con pequeñas flores en rojo cosidas al mismo. A esta colección le pusieron por nombre “Tiempo Infinito”, colección elegante con un punto de contemporaneidad, clásica, sí, pero no en demasía. Los corsés aprietan la cintura, crean el talle de avispa tan apreciado por las novias y dejan que la espalda se quede al viento, despejada maravillosamente y las faldas dibujan distintos volúmenes, también abullonados, con colores blanco y marfil, la cintura se ciñe encaje con aplicaciones de colores y en las grandes espaldas se le sujetan lazos imperfectos.
Vestidos estilo años veinte, el cuerpo acaba en la cadera, elaborados con crepe de seda, con mucha caída y sobre la cadera cae un poco el cuerpo que se ciñe con un cinturón especial en plata, con brillos para dejar desfilar la falda, sin más, poca cola, una ligera salida hacia atrás. Alguna cola, espectacular, sale de la espalda, justo desde donde acaba el escote y sinuosamente llega hasta el suelo cosida en forma de godets o tablas anchas, precioso. El tul baila en el cuerpo e impacta la cola de color azul, muy claro, que sale del bajo de un escote en la espalda y crea una cola de pocos metros pero es inmensamente bella y además es de encaje. Nos sorprendieron los bordados confeccionados con cintas de seda natural y con pedrería que crearon diseños con pequeñas pinceladas de color que enmarcaban mucho más los vestidos, auténticamente románticos. Cristina Arana, mujer que conoce muy bien el oficio de crear vestidos para días inolvidables, se inspiró para dibujar su colección en la protagonista de la estupenda novela de León Tolstói, Anna Karenina, mujer con personalidad que ahora está vigente gracias al cine y cuya forma de vestir ha hecho que, después de años, se le reconozca en estos momentos. La joven de la familia, Ivonne Ruiz, tiene al alma guerrera y su colección “Ir de Bundó” siempre es expresión de una parte de su forma de ser. A la colección del 2013 le puso el nombre de “Alegría” y para empezar a expresar este sentimiento tan poco usual en estos días de pesares y desmanes, sus modelos salieron con globos sobre el pelo suelto, éstos se ataban con cuerdas de hacer paquetes, su libertad vino regada por una serie de sugerencias muy libres, muy para la mujer que se casa y no quiere encorsetarse, para la mujer que dice “si” pero además es independiente. La creatividad de Ivonne la acariciamos en sus vestidos estampados en colores suaves, sus colores favoritos son el pastel el teja, el rosado antiguo, el verde agua, muy pálido, el azul añil.
Deja sus vestidos libres con fluidez y los corta como si no tuviera patronaje, lo tiene, es obvio, pero da la sensación que sus propuestas llegan como si aquella misma mañana las hubiese estando mezclando, cosiendo, sin pensar, sin ton, ni son. Es su libre albedrío puesto y realizado con una enorme maestría. Muy femeninos los escotes de sus trajes, algunos con un hombro al aire y con el tirante de la otra parte sujetándolo por una ristra de margaritas, muy fino, muy femenino. El satén estampado en colores difuminados creando volumen en la falda después de abullonarlo, escotado y sin mangas, un éxito. O bien otro en tul creando volantes bordados en oro o bien el espectacular corpiño deshilachado con falda de tul al bies con volantes, excepcional. Las modelos con las tiaras y con los globos salieron al final para recibir los aplausos del público puesto en pie al tiempo que Ivonne, como hace siempre, salía a la pasarela a saludar dando la mano a sus hijos, el mayor quiere seguir los pasos de su madre y el salón de la Pasarela Gaudí se llenaba de un momento pleno de “Alegría” como sus propuestas después de poner la carne en el asador durante todo un año. Como siempre, Ivonne, le pidió a Cristina, su suegra, que la acompañara en el momento de los aplausos, eran para las dos, Cristina, como siempre, se levantó de su silla en primera fila desde donde había visto el desfile, sonrió y dejó que todo el entusiasmo que derrama su nuera siguiera su curso. Final apoteósico para unas grandes creaciones, mejor, imposible. |
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