Hace unos días se produjo un cismático movimiento en el círculo íntimo del presidente de Estados Unidos, quien optó por deshacerse de un molesto asesor en materia de seguridad y nombrar un sucesor.
El presidente Donald Trump decidió que su asesor en materia de seguridad Bolton había cumplido su ciclo, y debía optar por un nuevo encargado en ese rubro.
En Venezuela la salida de Bolton fue celebrada con fiestas comparables a las que merecen las deidades patronales que eran adoradas por las poblaciones paganas.
Para reemplazar al ángel caído, Donald Trump se decidió por Robert O Brien, un funcionario del departamento de estado, en reemplazo del “doctor Chapatin” John Bolton, para un cargo de confianza que no necesita confirmación por parte del Congreso.
Los méritos de Robert superan a Bolton, sin duda, teniendo en cuenta su participación en la liberación de Andrew Brunson, un pastor estadounidense enredado en problemas con los turcos, así como en la liberación de rehenes atascados en Líbano e Irán.
El sucesor de Chapatin es un mormón que trabajó como consejero de Mitt Romney, rival de Trump que solo volvió su mirada luego de que el actual presidente llegara a la Casa Blanca. Algo propicio para un cambio de retórica en la actual administración.
O¨Brien es conocido colaborador de la CIA, y también amigo personal del secretario de Estado y ex director de la CIA Mike Pompeo. También es cercano a la directora de la Agencia, Gina Haspel, y del secretario de Defensa Mark T. Esper, su compañero de estudios.
A pesar de su bajo perfil, ha sido llevado a todos los lugares calientes del planeta.
El sucesor de Chapatin es un gran admirador de Ronald Reagan, y de la estrategia de amedrentar a través de la fuerza a los enemigos de Estados Unidos. En uno de sus escritos, llegó a comparar al acuerdo logrado con Irán con el Pacto de Munich que en 1938 soliviantó a los nazis y los llevó a invadir varios países de Europa.
Fue también un diplomático de la administración de Reagan, quien apadrinó al grupo radical Polisario en la ONU, donde logró instalar la supuesta república saharaui en el Sahara marroquí, una ficción inspirada y sufragada por Argelia.
El sucesor de Chapatin también solicitó la libertad de seis ejecutivos de Citgo, filial de PDVSA en Estados Unidos, acusados en 2017 de traición a la patria.
El libreto tiene mucho parecido con lugares donde Estados Unidos ha intervenido, para mantener un status quo que conviene a todos. Y los latinoamericanos conocemos esos movimientos muy bien.
Se trata de un mundo donde todos pretenden ser amos, sin ser dueño nadie de sí mismo.
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