Sentimientos contrastantes
al final del encuentro en Riazor. Mientras unos ponen orla a una
temporada de récords, otros se desmoronan en llantos frente a su
afición, por defraudo, susto, envidia.
El Deportivo vuelve a
segunda a pesar de que, tan solo 90 minutos antes del epílogo, todos
le daban por el equipo favorito, por él que lo tenía más fácil, o
casi. Porque las circunstancias a su favor eran muchas, pero ya se
sabe. En el césped los números y las estadísticas no tienen casa,
lo que cuenta es la fuerza y el orgullo.
Los coruñeses pusieron
mucho ánimo y arrancaron muy fuerte, arrinconando el rival y
buscando portería desde los primeros minutos. Pero de un despiste
tonto, al minuto 22 sale una contra y de allí un tiro. Aranzubía no
consigue atrapar de primera mano el cuero y Griezman aprovecha la
ocasión para inaugurar el marcador y regalarle una enorme alegría a
los muchos aficionados que han viajado a tierras galegas, soñando
con todo esto.
Da igual, los herculinos
no se vienen abajo y siguen buscando la portería custodiada por
Bravo, pero tras 45 minutos lo único que consiguieron llevarse fue
una amarilla para Silvio y un gran tiro de volea al minuto 30 de
Riki, atrapado por una tremenda parada del meta rival.
La primera parte acaba con
dos equipos muy equilibrados, el Dépor a por todas, tal vez de forma
un poco desordenada, pero siempre con sentimiento y ganas; la Real
sabe que no puede fallar, las noticias sobre el campo del Sevilla
corren, vuelan, así que hay que aprovechar cada balón para intentar
desbancar al Valencia de su sitio.
El apoyo de la afición
fue continuo y poderoso, pero a pesar de ello, en la segunda parte no
cambia mucho; Bruno Gama no volverá al césped por una lesión
procurada en un choque y entrará Salomao por él; al pasar de los
minutos en el cronómetro suben los nervios en el campo, hasta
estallar por cada pérdida de tiempo o cada falta hecha con algo de
intención. El Dépor empieza a perder lucidez, la Real se cierra y
los coruñeses al no encontrar huecos empiezan a buscar disparos
improbables desde la distancia.
Vázquez no lo ve claro y
mete más carne al asador, sale Aythami y entra Nelson Oliveira; con
un Dépor votado al ataque la presión es altísima, Aranzubía no
volverá a pisar su área sino en ocasiones esporádicas pero hoy el
cuero no está para la labor y tiembla todo el estadio cuando se
estampa al palo en un despeje de un defensa de la Real; y al larguero
tras un cabezazo de Juan Domínguez.
El conjunto de Montanier
supo mantener muy bien las líneas, incluso cuando al minuto 84
Markel tiene que dejar el campo por suma de amarillas, ahí el Dépor
intentó algo más pero ya era tarde y siempre faltaba algo para que
se hinchase la red.
Acaba el encuentro,
fiesta por un lado, lagrimas por el otro, Riazor sigue cantando y animando a los suyos, dándole las gracias por la ilusión regalada,
por el compromiso y el esfuerzo, jamás se vio un descenso con tanto
apoyo. Finalmente la afición explota al despedirse del gran Valerón,
el canario, emblema deportivista, deja la camiseta blanquiazul. En la conmovedora rueda de prensa, confiesa que los últimos años
fueron muy duros y ya no cree poder aportar el esfuerzo y aguantar
la presión que eso requiere, por lo menos no como antes. Parte del deportivismo
se marcha con la camiseta numero 21; Juan Carlos Valerón da las
gracias a la afición y espera que sus caminos vuelvan a cruzarse
dentro de un tiempo, ojalá así sea.. ojalá será en primera.
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