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El cóctel explosivo de Cachemira

Inicio de conversaciones formales entre Estados Unids y los talibán
Germán Gorráiz López
viernes, 20 de septiembre de 2013, 07:42 h (CET)
Tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un estado fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul, y donde la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la seguridad privada, que emplearía a unos 43.000 hombres. Las cifras que maneja la ONU hablan de más de 3.000 civiles muertos desde la invasión del país en 2001, según refleja el informe anual por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, (UNAMA).

En cuanto a los 55.000 millones de euros llegados del exterior desde 2002, sólo un 12% se habría invertido en mejorar la vida de una población (con un 42% por debajo del umbral de la pobreza y un 33% en serio riesgo de hambruna), sirviendo el resto para alimentar la corrupción o financiar los ejércitos privados.

Según una información de The Wall Street Journal, que cita como fuente a funcionarios afganos y estadounidenses anónimos, “funcionarios afganos de alta jerarquía habrían evadido desde 2006 más de 3.000 millones de dólares a refugios financieros en el exterior" y desde 2004 un billón de dólares del tráfico de opio habría sido utilizado para financiar la guerra en todos los frentes, aunque hay que resaltar que para los talibanes los ingresos por esta droga sólo representan el 5% del montante total que genera el negocio.

El presidente Obama llegó en mayo del 2012 a Afganistán en una visita sorpresa para reunirse con su homólogo afgano Hamid Karzai tras el evidente enojo de la Casa Blanca por los continuos desaires del dirigente afgano en su política de aislar a Irán, plasmados en las sucesivas visitas del Karzai a China y Teherán, donde mencionó la “múltiple identidad de Afganistán como una sociedad plural de antigüedad pre-islámica“, en su intento de escapar de la tutela obligada por el protectorado norteamericano en su estrategia contra los talibanes.

El entonces consejero de seguridad norteamericano, James Jones, recordó la necesidad de “seguir combatiendo la corrupción y combatir a los narcotraficantes que aportan gran parte de los medios económicos para los insurgentes así como lograr la reconciliación de las facciones rivales en Afganistán”, un punto clave del plan de Kabul para conseguir la reinserción de la insurgencia a cambio de trabajo y dinero.

Todo esto sin olvidar que cuando irrumpieron en el tablero afgano los talibán (milicia ultra-integrista procedente de las madrazas deobandis del norte de Pakistán), Karzai dispuso lo necesario para facilitarles el control de las ciudades en las regiones de influencia popalzai, ya que pese a su fanatismo religioso los consideraba como una milicia de hombres virtuosos que buscaban pacificar un país sumido en los desmanes de los numerosos señores de la guerra. Sin embargo, el asesinato del controvertido Ahmed Wali Karzai (sospechoso de traficar con opio, desviar fondos públicos y reclutar grupos paramilitares al servicio de la CIA), dejó un inquietante vacío de poder pues su asesinato simbolizaba la fragilidad de las instituciones en el nuevo Afganistán.

Por su parte, la CIA en un informe secreto habría acusado a Wali Karzai de "ser el mediador del Presidente electo para iniciar conversaciones secretas para la gestación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes y que tras conseguir en unas elecciones anticipadas la legitimación democrática en las urnas en abril del 2014 procederían a la creación de la República Islámica de Afganistán en el horizonte del 2015.

Retirada de tropas de la ISAF
En discurso televisado, Obama dictó la sorpresiva orden de retirada de tropas de Afganistán a partir de julio de 2011 poniendo como fecha límite del repliegue el 2014, tras las elecciones Presidenciales en Afganistán. Dicho plan estaría apoyado por la mayoría de congresistas del Partido Demócrata y su vicepresidente Joe Biden y reduciría el contingente total de soldados desplegados a unos 40.000 soldados para mediados de 2013, pero los altos mandos militares insisten en frenar los repliegues hasta que pase la "temporada de combates" del otoño del 2013.

Según Reuters, el entonces comandante de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, John Allen, aseguró que “se necesitará una significativa fuerza de combate hasta fines de 2013", pues aunque los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibán), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán.

Así, segúnun.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con Al-Qaida) y habría sido uno de los principales comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán.

Inicio de conversaciones formales EEUU-Talibán
Hay que recordar que la anterior ministra de Asuntos Exteriores paquistaní,Hina Rabbani Jar, señaló tras un viaje a Kabul que "se habían solucionado parte de los problemas y que Islamabad presionaría a los grupos milicianos afganos para que buscarán la paz si Kabul se lo pedía", tras lo que los talibán anunciaron la apertura de una oficina política en Catar en el 2012. Según EFE, el portavoz talibán Zabiulá Muyahid declaró desde un lugar no especificado: “Hemos alcanzado un principio de acuerdo sobre la oficina de Catar y hemos pedido la puesta en libertad de los presos talibanes que continúan en Guantánamo”. Por su parte, el portavoz de la embajada de Estados Unidos en Kabul, Gavin Sundwall, añadió que “apoyamos un proceso de reconciliación liderado por los afganos en el que los talibanes renuncien a la violencia, rompan con Al Qaida y acepten la Constitución del país”.

Sin embargo, la multiplicación de graves incidentes en que se vieron involucrados soldados estadounidenses (coranes quemados, soldados orinando sobre cadáveres y finalmente la masacre de 17 civiles en la provincia de Kandahar por parte de tropas norteamericanas), forzó a los talibanes a la suspensión de las negociaciones preliminares con Estados Unidos para poner fin al conflicto en Afganistán.

Finalmente, vista la ausencia de solución militar al conflicto, el portavoz de los talibán en Doha (Qatar) Mohamed Naeem en declaraciones a la agencia Reuters, confirmó en el 2012 la intención de los talibán de reiniciar conversaciones preliminares de paz con emisarios estadounidenses, aunque excluyendo a los representantes del Gobierno afgano de Karzai a quien no reconoce y considera un mero títere de EEUU.

Karzai por su parte, se consideraba el único interventor legítimo para una eventual negociación con los talibán y molesto con dicha exclusión y con el estatus oficial que se da a los Talibán, respondió con la peligrosa decisión de suspender la negociación con el país norteamericano para suscribir un acuerdo de seguridad que entraría en vigor tras la retirada de tropas de la ISAF en el 2014, acuerdo considerado clave por medios diplomáticos occidentales porque tenía el objetivo de garantizar la estabilidad del sistema político afgano a partir del 2014, por lo que la CIA habría iniciado la búsqueda de un sustituto a Karzai al no gozar ya de su confianza.

Mediante una operación de propaganda, Hamid Karzai sería acusado de obstaculizar el proceso de paz con los talibanes, por lo que asistiríamos a la creación de un ambiente propicio al derrocamiento de Karzai, reviviendo uno de los aspectos más oscuros de la política exterior de Kennedy, (el derrocamiento y asesinato del presidente survietnamita Diem (1963), no siendo descartable la posterior formación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes tras las previstas elecciones Presidenciales de abril del 2014.

Dicho Gobierno de coalición contaría "velis nolis" con la tutela y supervisión estadounidense para asegurar su presencia en un país considerado por el Alto Mando de EEUU "como pieza geoestratégica vital en el rompecabezas del Oriente Medio”, (reconvertida ahora en misión de entrenamiento y asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad afganas y adelgazada hasta los12.000 integrantes), dentro de la estrategia norteamericana de implementar la teoría del “caos constructivo” en Oriente Medio y terminar por desestabilizar el gobierno paquistaní de Zardari.

El cóctel explosivo de Cachemira
Zardari habría sido acusado por Estados Unidos de “tibieza en la lucha contra Al Qaeda para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales", lo que aunado con el escaso entusiasmo del gobierno paquistaní por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad”, hacen predecir un incierto futuro para él.

Por ello, no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización de Paquistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre un Paquistán aliado de China y una India apoyada por EEUU, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.

Cachemira sería el paradigma perfecto de la implementación de la teoría brzezinskiniana del “caos constructivo” en la región, concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Iraq y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán, Cachemira y Anatolia (Asia Menor). En este sentido, según Fundació Solidaritat UB, Cachemira se habría convertido “en un cóctel explosivo al aunar ingredientes tan inestables como el contencioso religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la guinda de los independentistas cachemires, tradicionalmente oprimidos por un Ejército Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en Cachemira (un soldado por cada 10 habitantes) y afectados por virus patógenos externos en forma de ex-combatientes yihadistas de Sudán, Paquistán y Afganistán”.

Recordar que Cachemira ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e India que la han reclamado como suya desde la independencia de los dos Estados en 1947, (los británicos prefirieron la integración de Cachemira en la India porque les ofrecía más garantías que Pakistán para salvaguardar la frontera norte de posibles ataques soviéticos o chinos), pues la región es un punto estratégico para el control de los ríos y de los pasos fronterizos además de suponer un símbolo para la construcción de las identidades nacionales de cada Estado. Por otra parte, en 1962 estalló un enfrentamiento entre India y China por el desacuerdo chino con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon), tras el cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como suyos), por lo que la India mantiene desde hace años una carrera armamentística con su rival y vecino Pakistán con el objetivo inequívoco de prepararse para un nuevo enfrentamiento armado.

India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V que puede transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000 kilómetros mientras Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV, desarrollado con la ayuda de China y capaz de transportar una ojiva nuclear y alcanzar los 900 Kilómetros, con lo que en el supuesto de un nuevo enfrentamiento armado, asistiríamos al primer pulso militar EEUU-China en forma de colisión nuclear restringida al aérea geográfica indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión del “caos constructivo” al territorio chino, pues el objetivo final de Estados Unidos sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), (fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán, más Uzbekistán) y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo al Tibet y a Xinjiang como escenarios para sus operaciones desestabilizadoras.

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