Árbitro: Florian Meyer (ALE). Amonestó a Khubitia (min.55) en Georgia.
Incidencias: Carlos Belmonte. 18.000 espectadores.
Se acabó la fase de clasificación, las premuras y las cuentas. Las hipotéticas repescas que nunca llegaron pese al susto de Francia y el resbalón de Finlandia. El Mundial es un hecho para la vigente campeona, que no falta a la cita de mayor enjundia futbolística desde 1974. España, con más brillo que en Palma, mejoró su versión apostando por las bandas.
Negredo tomó ventaja en el casting del '9'. El vallecano, que se mostró muy incisivo, estuvo apunto de marcar con una preciosa chilena en el ecuador del primer acto. El ariete del City también lo intentó en un mano a mano al cuarto de hora, o incluso con un cabezazo al comienzo. Una primera mitad que añadió méritos en su credencial para estar en Brasil.
De hecho, Negredo acumula más goles en este 2013 que muchos de los grandes delanteros que juegan en el 'Viejo Continente' como Ibrahimovic, Cavani o el mismísmo Falcao, incluso del propio Diego Costa, que parece su principal rival para ser la punta de lanza en la 'Roja' en su país natal. En Albacete, de momento, volvió a afilar su olfato.
Iniesta, el anfitrión de la fiesta, campó a sus anchas en el reencuentro con sus paisanos y regaló el primero a Negredo. El de Fuentealbilla, agasajado desde su llegada a Albacete, se asoció con Pedro a la perfección y entregó en bandeja el 1-0 a los 25 minutos. Ahí se acabó la escasa resistencia de los georgianos, que quisieron morir matando.
Iniesta agradece la ovación. Foto: David Aliaga
Lo intentó Gelashvili en una galopada en la que sorprendió a Sergio Ramos, pero Iker Casillas se ganó el calor de la afición albaceteña. Un despeje de puños, nada más allá de lo normal, fue suficiente para que la grada del Belmonte diese su cariño al portero del Real Madrid, titular por cierto en otro vaivén indescifrable de Del Bosque.
En la segunda mitad España continuó con el mando del partido, acrecentado por el bajón físico del combinado dirigido por Temuri Ketsbaia. Negredo, como nunca, estuvo cerca de lograr el segundo, pero fue Juan Mata --recién entrado al campo-- el que cerró la victoria y despejó cualquier nervio final.
Una jugada en el costado izquierdo, donde Alberto Moreno demostró hechuras y garantías para el futuro, terminó en los pies de Mata, cuyo fusil supuso el 2-0. Iniesta dejó su sitio a Isco, que disfrutó de unos minutos, y sintió el calor que recibe y recibirá desde aquella final ante Holanda. España sueña con tener otro 11 de julio. De momento, el primer paso ya lo ha dado.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.