Han pasado más de 20 años desde que tuve mi primer deseo de veras, que no era otro que poder escribir de toros en alguna revista, convertirme en escritor taurino antes incluso que periodista. Dicho y hecho, acabé mi primer libro antes de terminar la carrera y sin saberlo ya tenía un micrófono en la boca.
Me sentí entonces como Neil Armstrong en la luna, nadie en mi familia se dedicó en cuerpo y alma tantos años, tantas temporadas al bellísimo oficio de oir hablar de toros y sus corridas. La vida nos da pequeños deseos que a veces se cumplen y otras a veces no, pero mis anhelos taurinos gracias a Dios todos los he cumplido. Desde torear alguna becerra en alguna plaza monumental hasta escribir cinco libros de toros y flamenco. Por tanto me considero que soy un privilegiado de la vida a pesar de mis luces y también mis sombras, tanto en lo personal como en lo profesional. De estos años recuerdo como ha cambiado la Fiesta o mejor dicho sus protagonistas que nos son otros que los mismos de siempre: el toro, el torero y el publico. Los dos primeros evolucionan favorablemente, nunca nadie toreo mejor como se torea hoy y tampoco hubo mejores toros como los de ahora, a pesar que sigan diciendo que el mal esta en el campo. Ahí el toro se nos presenta como último guardían de ese paraje y paraíso natural pura reserva ecológica que es la dehesa mediterránea.
En cuanto al público y más concretamente en lo que se refiere a los aficionados tienden peligrosamente en la actualidad a la extinción. Es como si el veneno fuera perdiendo poco a poco todo su gas y energía llamado a perpetuarse generación tras generación entre los nuestros. Es cierto no lo creía, jamás pensé que un Cossío pudiera decir esto, por principios y porque es la utopía con la que mi tío terminó de escribir sus últimas páginas en su gran testamento que es ELCOSSIO. Podría calificarse esto que digo como de alta traición a todos los valores de inmortalidad que parece regalar la fiesta tarde tras tarde. Por todo ello me considero un poco hereje y rebelde al dejar a un lado el micrófono el próximo 27 de Diciembre. Es mi retirada en silencio que hoy rompo a 5 programas del final…Como siempre la letra impresa habla más deprisa en un Cossío y su voz ensordecedora en la tertulia. Todo parece más libre ante una hoja de papel, se me antoja mas melancólico y romántico en la soledad de una habitación tapizada de carteles y cuadros taurinos.
Mi trabajo profesional del mundo de la publicidad me doblega esta vez y a partir del nuevo año a tener una despedida así, tan de repente como aquel pequeño y gran deseo que tuve en mi habitación de la Residencia San José de Cáceres cuando quería ser Félix Rodríguez de la Fuente frente a la nueva Facultad de Veterinaria. Por ello en estos cinco programas que me restan quiero con la ayuda de los profesionales del toreo y amigos escuchantes que me han acompañado durante tantos años, hacer algo especial y que mejor cuestión que una subasta benéfica en beneficio de la Fundación Pequeño Deseo. Una fundación española que hace cumplir los sueños más queridos a todos esos niños enfermos de pronóstico irreversible para que un día auque éste pueda ser el último, si lo alcanzan a ver, vuelvan a ser felices junto a sus seres queridos. Creo que esos niños, los que llegan a cumplirlos, se les ilumina la cara de una manera muy especial como si estuviesen eternamente con nosotros pero tocando con sus dedos las claridad del cielo. Así me sentí yo cuando abracé la profesión y así me siento ahora ayudando a estos niños. Queridos lectores y oyentes, por favor colaboren en esta navidad por diciembre desde www.lostorosenlaonda.com.
Entre los objetos destacamos: una raqueta de Rafael Nadal, un dibhujo de Moneo, un sombrero y las espuelas de Ángel Peralta, tres capotes uno de Curro Romero, otro de Rafael de Paula y otro de El Juli, una camiseta y un balón de la selección nacional de fútbol, una camiseta de la selección nacional de baloncesto, la camiseta del Real Betis Balompié y del Sevilla F.C., un fular de Morante de la Puebla, un pañuelo de Emilio Muñoz, dos muletas de José Tomás, la camisa de la despedida de los ruedos de Espartaco, una corbata de Julio Iglesias, una camiseta de Pablo Alborán… que más se puede pedir. ¿No creen que esto es una despedida a lo grande? Por esto y todo gracias por estar siempre ahí. Entren y conviertan en realidad ustedes también los sueños de estos niños que ahora están en sus manos como en la mía.
Muchisimas gracias hasta siempre.
|