La palabra tradición se refiere a la trasmisión oral de hechos y realidades por largo espacio y tiempo de una comunidad determinada. Así que la tradición es la encargada de unir el pasado con el presente y el futuro de una colectividad. Y Nicaragua está llena de una gran tradición oral.
Muchas veces me pregunté y me sigo preguntando: ¿qué cuentos leyeron o qué historias escucharon nuestros padres, abuelos y bisabuelos en su tiempo? A la vez me pregunto todavía: ¿qué cuentos o historias hemos leído o aprendido de nuestros mayores y antepasados? ¿Qué cuentos leen o qué historias les contamos a nuestros hijos y demás descendientes? ¿Qué cuentos leerán o qué historias les contarán o les contaremos a nuestros nietos, bisnietos y tataranietos?
Y las respuestas a esas preguntas son extraordinarias, mágicas y maravillosas, por no decir impresionantes, si echamos una mirada a esa rica y variadísima tradición oral en Nicaragua. Reconozco que mis antepasados se conectarán con mis hijos y mis nietos a través de la oralitura, puesto que hace años no había ni escuelas ni libros y la mejor manera de conocer la historia, era precisamente, contando relatos y variadas historias. Debemos reconocer que la mayoría de nuestros antepasados eran grandes narradores y contadores de cuentos, leyendas y todo tipo de historias relacionadas con mitos y creencias. Mi tatarabuela nació posiblemente en 1850 y mi nieto en el 2008.
Entre ellos, hay una distancia de 158 años recorridos y vividos entre historias, fábulas y creencias como parte de esa filosofía aborigen que daba luz a la vida y al futuro. ¿Pudo mi tatarabuela enviarle un cuento o una historia de su tiempo a mi nieto y comunicarse con la sabia de las creencias y curiosidades de la vida? La respuesta es sí con toda seguridad y sorpresa. Y el único medio es la tradición oral, enorme herencia cultural que sirve de testimonio entre una y otra generación, entre un pueblo y otro, entre un continente y otro. Doña Jacoba Parra Baldizón, mi bisabuela, tuvo cuatro hermanas: Aurora, Vicenta, Salvadora y Francisca Parra. Debo anotar el nombre de Francisca, puesto que ella fue la gran narradora, la cuentacuentos que aprendió tantos cuentos quién sabe de quién o de quiénes en la vida. Francisca acostumbraba por las tardes, reunir a los sobrinos/as y adolescentes para contarles diversas historias. Así, mi madre, aprendió las historias de La María Sucia y La María Limpia, El Vapor de Tierra, La Puercatriz, y La Miquita, que luego nos contaba en las noches. Y por supuesto, yo quiero trasmitírselas a mis hijos y nietos para que ellos a su vez hagan lo suyo. Y lo más asombroso de estas historias de mi madre fue que con el tiempo me convirtieron en escritor. Por eso, el gran sentido de esta obra Cuentos, Leyendas y Mitos de Nicaragua [textos tomados en su mayoría de mi libro Tradiciones nicaragüenses: issuu.com/xjibe/docs/014-_tradiciones_nicarag__enses.doc] es la de unir una generación con la otra, a través de los cuentos y leyendas, recogidas con entusiasmo por los alumnos del Quinto Año del Colegio Tridentino San Ramón de León, y los estudiantes de Primer Año de las Carreras de Ciencias Sociales, Educación Primaria y Estudios Generales de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-León, sin cuyo aporte, hubiera sido difícil la recopilación de dicho material. Recuerdo que, a principios de febrero del 2009, orienté a mis alumnos que recogieran entre sus familiares, amigos y vecinos, los cuentos, leyendas, que pudieran recopilar en sus hogares y vecindades. Y el hallazgo fue extraordinario, porque significó hundirnos en nuestras propias raíces históricas y culturales. Y supimos que teníamos grandes valores y sobrado conocimiento que mostrar a los demás y a nosotros mismos.
Este trabajo tampoco hubiera sido posible sin el primer impulso que me brindó el profesor José Manuel Pedrosa, español, de la Universidad de Alcalá, quien me ayudó a descubrir la grandeza de la literatura oral. Los estudiantes preguntaron y escribieron sus cuentos tal como se los contaron sus madres, abuelas o vecinos. Algunos sin el dominio de la escritura, y otros, sin el señorío de las técnicas narrativas modernas para presentarnos la novedad de sus relatos en la variedad de sus historias. A pesar de esas limitaciones, me enviaron extraordinarias piezas narrativas. En algunos casos se presentaron cuentos y leyendas repetidas o incompletas, por lo que fue necesario juntar dos trabajos y presentar uno solo y, cuando no, ampliar el trabajo o presentar dos versiones distintas por considerarlas interesantes para no dejarlas fuera de la selección determinada.
Sin embargo, se trató de conservar la historia original, tal como la presentó el estudiante en su trabajo recopilado. Y al final todos gozamos con la magia de las tradiciones orales, ahora escritas, en una especie de oralidad elaborada, con tal de dejar constancia del mundo de la mitología indígena y popular. Este libro se ha dividido en tres partes de fácil discernimiento en su desarrollo: 12 cuentos, 11 leyendas y un mito, para sumar 24 textos en total. En cuentos presentamos ocho textos orales: El Tío Grillo Sajurín, El Cenizoso, María Angustia, Dos Ángeles, La Perra de la Vieja, El Remolino, El Tigre y el Hombre del Calcetín, y El Vapor de Tierra.
Se incluyen Daniel y el Duende de Leymus, cuento del profesor Avelino Cox Molina y tres recreaciones de La Carretanagua en cuentos cultos o artísticos: La Carreta de los Muertos de Alejandro Bravo, La Carreta del Porvenir de Pedro Alfonso Morales, y La Carreta de la Muerte de Juan Bautista Paiz. En Leyendas tratamos de que la mayoría de textos fueran con personajes femeninos, puesto que la mujer fue la primera afectada en este cruce de culturas y la primera en rebelarse contra los estados sociales de la época.
Así tenemos: La Llorona, La Mocuana, La Cegua, La Tomá tu Teta, La Chancha Bruja, La Carreta Nagua, La Coyota, La Mezquina, la Poza Pactada, la Sirena de las Tortillas, y Las mujeres de la Pequeña Isla del Maíz, esta última, hermosa y grandiosa leyenda del profesor Avelino Cox Molina. Además del cuento y la leyenda del profesor Avelino Cox Molina, incluimos el mito Kairasa (La novia violada), también de su autoría, texto que completa una muestra de la tradición oral del Caribe en la pluma del profesor Cox Molina.
Y en este sentido, agradezco a mi amigo poeta y abogado, Fernando Saavedra, profesor de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), quien nos estableció el contacto con el profesor Avelino Cox Molina y poder publicar ahora sus trabajos. El profesor Cox Molina, ha publicado, entre otros libros, los siguientes: La visión India, 1988; El Retorno, 1991; Cosmovisión de los Pueblos de TuluWalpa, 1998; Sukias y curanderos en la espiritualidad, 2003; El Vuelo del Alma, 2012.
Y después de leerlos y releerlos, todos estos textos, me doy cuenta con claridad quiénes somos ahora. Esta es la gran magia de la tradición oral que ahora recojo en este libro. Por eso, quiero que gocen como yo estas grandiosidades de nuestra tradición oral.
Y, sobre todo, tengamos en cuenta el llamado de atención que nos hace, tanto Fernando Saavedra, como Avelino Cox Molina, con sus trabajos literarios y sus estudios sobre la historia y la cultura de los pueblos indígenas de la Costa Caribe de Nicaragua. En fin, este libro que se ha titulado Cuentos, Leyendas y Mitos de Nicaragua es una obra de nuestra literatura oral, ─oralitura─ de enorme riqueza cultural para saber quiénes somos, cómo somos y por qué hemos sido de la manera que somos, la cual servirá para encontrarnos con las generaciones del pasado, del presente y las del futuro y sus propias raíces culturales, la identidad y la interculturalidad del ser nicaragüense. Ojalá, cada uno de nosotros, podamos vernos reflejados en las historias recogidas en esta obra, la cual se ha seleccionado de otra, llamada Tradiciones nicaragüenses, y de los aportes de los autores aquí seleccionados.
Y, después de un tiempo, no solo sintamos la tranquilidad de la conciencia al tendernos la mirada a sí mismos, sino que, aportemos nuevas piezas de nuestra literatura oral para conformar la gran obra de las tradiciones nicaragüenses. Allí, empiezan nuestros valores culturales de nuestra identidad. A manera de ejemplo, leamos un texto brevísimo de este libro, enviado por mi alumno Héctor MoisésAlduvín Olivas, del Valle Las Zapatas, Larreynaga, León, Nicaragua. Se lo contó su abuelita F. Alduvín de 85 años.
La Perra de la Vieja
Había una vez una viejecita que se quedó soltera, nunca quiso casarse ni juntarse con un hombre, pero tenía una perra que ladraba y ladraba y tanto ladraba para salvarla del tigre y que el animal no se la comiera. Y la vieja, dijo: ─¡Esta perra no deja entrar a mi amado amante… hoy la mato! Y la mató, pero la perra siguió ladrándole al tigre. Y la vieja, dijo: ─¡Esta perra no deja entrar a mi amante amado… hoy la quemo! Y la quemó, pero la perra siguió ladrándole al tigre. Y la vieja, dijo: ─¡Esta perra no deja entrar a mi hombre tigre… hoy le echo agua! Y le echó agua, pero la perra ya no siguió ladrándole al tigre. La fiera entró a la casa de la vieja y el tigre se la comió con gusto.
Sobre el autor
Pedro Alfonso Morales Ruiz (Telica, León, Nicaragua, 13 de mayo de 1960) es poeta, escritor, músico y profesor con licenciatura Lengua y Literatura y una maestría en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAN-León y Alcalá de Henares, España, y con una especialidad en Literatura para Niños y una licenciatura en Derecho. Ha publicado 2 novelas, 12 libros de cuentos, 8 libros de poesía, 5 libros de textos desde 2005, 5 caligrafías desde 2017, 5 libros de ensayos y 1 antología.
|