Pochita era un nombre especial para mí.
El gato de mi padrino lo tenía, "Pocho", pero Pocha resultó pocha, enferma. Toda su vida con tos y con sus patitas un poco paralizadas, se dejaba coger, sólo sus hermosos ojazos verdes, radiantes luceros que dicen "te quiero", nos hacen felices.
Y ella quiere vivir, se esfuerza. Ya tiene nueve años.
Pochita es blanca y negra y con el pelo más brillante que jamás se haya podido conocer.
... Pasado un tiempo...
Vivió catorce años felices y nos brindó mucha paz y amor.
Un día decidió querer irse y desde aquí veo su carita asomando de entre las nubes del cielo.
Nos está esperando.
Para Pocha Josefina. Ojos de esmeralda.
|