Hace sólo unos días se viralizaba en las redes sociales un corto cinematográfico muy entrañable en el que el famoso extraterrestre E.T se reencontraba con Elliot ya en su edad adulta, para vivir una de las experiencias más significativas del año: la Navidad. Todo este despliegue de medios forma parte de una iniciativa para recuperar la esencia de estas fiestas que se nos avecinan y que poco a poco han ido cambiando el significado tan familiar que hasta ahora habían tenido. Ante la creciente costumbre de hacer viajes al otro lado del mundo para festejar las fiestas con amigos o incluso solos, la mini película sugiere que reconectemos estas vacaciones, que las pasemos en familia, que le demos prioridad a hacer cosas juntos.
Si bien cada vez es más frecuente que las cenas y comidas de Nochebuena y Navidad traten de celebrarse en restaurantes, el hogar de los padres ha sido siempre el escenario perfecto, sobre todo porque estar en casa implica una sobremesa sin prisas, y este es el momento clave para tratar de crear momentos inolvidables en un ambiente íntimo y distendido. Como un clásico, el juego es la herramienta perfecta para romper el hielo, arrancarnos unas risas y crear cohesión y complicidad en equipos que tratan de llegar a un objetivo común. Es el momento de desempolvar las cajas y barajas, de sacar la montaña de juegos de mesa y elegir alguno que nos traiga recuerdos de antaño. Cajas de Monopoly con las esquinas pegadas con cinta adhesiva, barajas arrugadas para jugar a la famosa escoba o a algunos de los míticos juegos de poker que todos conocemos, relojes de arena apelmazada del Pictionary o tarjetas arrugadas del Trivial Pursuit. No nos cansamos de estos juegos. Son siempre iguales, y siempre diferentes, pero sobre todo, solemos tenerlos asociados a buenos ratos en los que pueden intervenir desde los abuelos hasta los niños a partir de cierta edad.
Paralelo a esto, la tecnología ha querido adentrarse en el terreno de las fiestas familiares y también ya se han convertido en todo un clásico los juegos de karaoke o baile tipo Sing! o Just Dance. Por supuesto, no todo el mundo se atreve a esto, pero los más apasionados se convertirán en la pesadilla de sus vecinos con una televisión, una videoconsola y un par de micrófonos. La cuestión es que las videoconsolas de salón dan para mucho más en las fiestas si se quiere, ya que todos los juegos de tablero o cartas antes mencionados se pueden encontrar también en este formato, con la ventaja de no ocupar mucho espacio ni deteriorarse. Eso sí, pierden un poco el encanto de colocar las fichas, tirar los dados o barajar los naipes. Sin embargo, para lo que sí sirven es para poder jugar en línea. Lo cierto es que no conseguir reunir a toda la familia en las fiestas navideñas no siempre es debido a que no se quiera; cada vez es más complicada la conciliación familiar, pues no siempre se vive en la misma ciudad ni se consiguen permisos por fiestas en todos los trabajos. Por tanto, sí que supone una alternativa para pasar unas horas juntos jugar en línea a Monopoly o al Texas Hold’em.
La tecnología no sólo nos brinda la oportunidad de jugar a estos clásicos, sino que ha creado los suyos propios, sobre todo consolas completamente enfocadas al juego en grupo como son la antigua Wii y su sustituta, la Nintendo Switch. Tanto en una como en otra podemos encontrar el mítico Mario Party, que incluso los más pequeños podrán aprender a manejar, lo mismo que los octogenarios de la familia. Es otra de las propuestas que podemos usar todos juntos desde el sofá o cada uno en su casa. Cierto es que, a diferencia, por ejemplo, del poker online, que es gratuito a menos que se apueste dinero real (y de hecho el juego en sí es gratis, cada uno elegiría qué cantidad desea apostar), este tipo de juegos tiene un coste significativo (alrededor de 50€) y que para jugar en línea con alguien que se encuentra en otra casa, estos deben tener el mismo juego (alquilado o comprado), con lo que será más complicado ponerse de acuerdo.
De cualquier manera, el objetivo de la Navidad es que las reuniones en vez de virtuales sean en la medida de lo posible presenciales. Parece que este año se incidirá más en recordar que se trata de esto, de estar unidos y un poco alejados de la tecnología. En algunas ciudades la campaña se extiende al entorno escolar y cuenta con el apoyo incluso de la Policía. Aunque realmente, es dentro de cada uno donde se debe producir el cambio y la iniciativa de dar prioridad a vivir experiencias en familia, y codo con codo.
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