En Londres ocurrió un incidente que es bastante revelador acerca de la situación política en Latinoamérica, aunque en esta región no ha sido tan comentado. Éste se dio teniendo como figura estelar a Luis Almagro, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), justo cuando el parlamento británico se disolvía. Ahora que éste se ha renovado tras las elecciones navideñas puede que deba ser tomado en cuenta en las altas esferas políticas.
Parlamento Británico
El 5 de noviembre pasó por la capital británica Almagro. Él fue invitado por el grupo multipartidario sobre Venezuela del parlamento del Reino Unido para hablar sobre la situación de los derechos humanos en dicha república bolivariana.
Algo que caracteriza al Reino Unido es que en sus más de 3 siglos de existencia siempre se ha ufanado de ser una democracia parlamentaria estable y respetuosa de los demás. En el parlamento británico, por lo menos en lo que va de este siglo, nunca nadie ha levantado la mano a nadie, y el solo hecho de lanzar una leve acusación moral o un agravio es inmediatamente censurado por el portavoz de cualquiera de las dos cámaras donde ello pudiese ocurrir. El que se atreve a esgrimir ese tipo de agresiones verbales (pues las de golpes no existen) debe inmediatamente retractarse.
Todos los parlamentarios deben dirigirse, incluso a sus más acérrimos contrincantes, con mucho respeto y cortesía.
No obstante, todas esas normas se vinieron abajo cuando vino el representante de la organización que se supone une a todos los 35 estados de las Américas, menos a Cuba.
Almagro debió haber dado su conferencia en un salón del parlamento de Westminster, pero cómo se acababan de adelantar las elecciones generales, su presentación se dio en la cercana Casa del Senado en un espacio más amplio.
La reina y su gobierno siguen reconociendo como embajadora de la república bolivariana de Venezuela en Londres a Rocío del Valle Maneiro, nombrada por el gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, en dicha conferencia ni ella ni su cuerpo diplomático fueron invitados. Más bien, una de las impulsoras y participantes de dicho evento fue Vanessa Neuman, la representante de Juan Guaidó en Londres, la cual se presenta como embajadora venezolana, y quien allí se hizo oír.
Agresión a venezolana que criticaba a Almagro
En esa conferencia tanto Almagro como muchas otras personas se dedicaron a denunciar a Maduro como si fuera un sangriento dictador que ataca los derechos humanos. Sin embargo, a la única voz que quiso cuestionar ello se le golpeó, impidió hablar y se le sacó a la fuerza del recinto, una práctica que jamás he visto en ninguna actividad de ninguna comisión o grupo del parlamento británico.
La conocida periodista venezolana Carolina Graterol, quien fue candidata del partido laborista en las últimas elecciones municipales en el norte de Londres, salió a contradecir los aspectos que enunció Almagro sobre Venezuela al contrastarlos con su experiencia como periodista en el terreno por 4 semanas en su país en agosto del 2018. Ella sostuvo que "habló con todo el mundo, opositores y chavistas y nadie a nivel de pueblo o de gobierno y oposición se negó a declarar frente a sus cámaras – según cuenta ella - por miedo u otra razón". Cuando ella denunció que la oposición había quemado vivos a más de 20 civiles chavistas, una persona le empezó a pegarle y a quererle quitar el micrófono. La mesa, en vez de condenar ese atropello contra la libertad de expresión, dejó que vengan varios guardias de seguridad a expulsar a la periodista mientras que una gran parte del público le gritaba “asesina” y “vete”.
A ella se le sacó del recinto y ni siquiera se le permitió que pudiese recoger su cartera, pertenencias y abrigo obligándola a tener que estar en la intemperie invernal hasta que luego acabe el evento.
Se supone que Almagro y la "embajadora" del gobierno de Guaidó luchan por los derechos humanos de los venezolanos y venezolanas, pero cuando una mujer sin armas y sin el apoyo del gobierno trató de exponer sus criterios se le anuló su derecho a la palabra y se le propinó moretones sobre su cuerpo.
A Graterol se le expulsó acusandola de “asesina”, cuando ella tiene una trayectoria pública en Londres como una pacífica activista del partido legal con más militantes en toda Europa.
Carolina Graterol
Después del evento ella nos declaró:
“Si algo que hay en Venezuela es el deseo de todo el mundo de dar su opinión y darla sin miedo. Esa fue mi experiencia después de viajar 5 mil kilómetros y hablar con cientos de personas en pueblos y ciudades en el oeste, centro y este del país. Yo presencié gente en edificios de la oposición recibiendo la caja CLAP sin ningún problema. Y las ayudas que el gobierno da se las da a todos. Los opositores tienen que sacar el carnet de la patria y así obtener beneficios, pero nadie le pide a nadie que voten por el gobierno. Y no hay amenaza de eso. En mi familia hay chavistas y opositores y entre mis amigos venezolanos también, así que conozco esa realidad muy bien. Yo acabo de hacer un documental que es un registro de la realidad del país a través de la gente que entrevistamos en nuestro viaje de 4 semanas en agosto del 2018.No teníamos ningún plan, aparte de hablar con el que quisiera hablar con nosotros en la calle y en instituciones.
Buscamos tanto a gente de la oposición como a chavistas para que nos contasen sus historias. Todo lo que dije en ese evento es la verdad: mi experiencia en Venezuela, el hecho de que las sanciones son ilegales según artículo 19 y 20 del reglamento de la OEA y según el derecho internacional, el reporte que quería mencionar del Center for Economy and Policy Research que habla de 40 mil muertos el año pasado producto de las sanciones. Toda esta información es verificable. No es que estoy defendiendo a la revolución bolivariana. En todo caso estoy defendiendo la verdad y desenmascarando las mentiras y medias verdades de Almagro.”
Uno puede estar de acuerdo o no sobre las posiciones de dicha periodista y se puede hacer un debate a favor o en contra del gobierno venezolano, pero lo que es inadmisible es que en un foro de una comisión del parlamento británico se calle una voz disidente y se le agreda física y verbalmente hasta echarla a la fuerza del recinto.
Y todo esto siendo observado y avalado por el mismísimo secretario general de la OEA quien siempre encuentra innumerables violaciones a los derechos humanos cuando se trata de buscar invadir a un país americano cuyo gobierno no es dócil ante Washington, pero que también siempre encuentra razones, como en este caso, para poner la vista gorda ante ataques a las libertades más elementales.
¿Qué garantías puede dar Almagro sobre los derechos humanos en las Américas sino cuando él avala que en una comisión del parlamento más antiguo del mundo por primera vez se da un atropello contra la libertad de opinión y se emplee la violencia contra una disidente que no concuerde con él?
OEA y Reino Unido
El incidente debe ser particularmente tomado en cuenta por que perjudica la reputación del parlamento británico y puede crear problemas entre este y la OEA. La Baronesa Gloria Hooper, quien preside la comisión parlamentaria multipartidaria para Latinoamérica e integra todas las otras comisiones de dicho parlamento para Iberoamérica, jamás hubiese permitido como mesa que se diese ese incidente. Lo mismo tampoco lo hubiese permitido otro miembro de la bancada conservadora Mark Menzies quien ha liderado al grupo multipartidario del parlamento del Reino Unido para Latinoamérica en 2017-19.
Ahora que el parlamento se restablece se requiere una urgente acción al respecto.
Para la corona británica la OEA es una institución que le afecta. Recordemos que Elizabeth II es la jefa de Estado que más superficie regenta en las Américas, incluso por encima que todos los territorios que están bajo los EEUU y sus dependencias. La familia real inglesa detenta también el trono de Canadá (el mayor país del hemisferio occidental), Barbados, Bahamas, Granada, Jamaica, Belice, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nevis. Esto implica que de los 16 estados donde Elizabeth II es reina 10 de éstos forman parte de la OEA.
Además de esa decena de países independientes americanos regentados por la Casa Windsor, hay otras 3 ex dependencias británicas que permanecen en la Mancomunidad Británica de Naciones: Guyana, Dominica y Trinidad y Tobago. Más de la tercera parte de los países miembros de la OEA reconocen a la reina inglesa como su jefa de Estado o como la cabeza de su mancomunidad Británica de Naciones. A ello se suma que el Reino Unido sigue teniendo a 8 de sus 14 dependencias ultramarinas en las Américas: Anguila, Bermuda, islas Vírgenes británicas, islas Caimán, islas Turcos y Caicos, Monserrate, islas Malvinas y Georgia del Sur y las islas Sándwiches del sur. En estas dos últimas hay una disputa con Argentina en torno a su soberanía, así como también hay otra disputa con Argentina y Chile sobre las delimitaciones del territorio británico en la adyacente Antártida.
Se supone que la cabeza de la OEA, una entidad que supuestamente busca promover los derechos humanos y la paz en todas las Américas, debería tratar de mostrar un rol ecuánime para todas las partes. Sin embargo, en la sede de la monarquía que integra a 3 repúblicas americanas de la Commonwealth y que regenta a 10 países miembros de la OEA y a otros 8 territorios insulares americanos, Almagro permite ese tipo de agresiones que no se producen en ninguna comisión del parlamento británico.
Almagro demuestra que su función es la de solamente enfocarse en violaciones a los derechos humanos que le conviene a sus intereses políticos, pero que es capaz de ignorar una que se da ante sus propios ojos, y en medio de un evento organizado por una comisión de un parlamento, como el británico, que jamás permite violencia alguna dentro de sus instancias.
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