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El intelectual dormido

Hay muchas personas que viven sometidas al imperio de un capitalismo salvaje que se adueña de la esencia social
Francisco Morales Lomas
viernes, 7 de febrero de 2014, 13:27 h (CET)
Tras mucho avanzar hemos llegado a ninguna parte. En una época sombría para el arraigo de los derechos humanos se ha producido una involución en todos los órdenes de la vida. No se trata de un ciclo económico perverso sino de una caída en principios y valores que parecían haberse consolidado.

No es solo España, hay muchas personas que viven sometidas al imperio de un capitalismo salvaje que se adueña de la esencia social. Es una época de esbirros que se esconden bajo el paraguas de Wall Street, en las primas de riesgo y en la soledad de un despacho donde sus números son vidas que se pierden y se expulsan arrojadas tristemente al estercolero de la historia. Se agrandan las diferencias sociales y económicas y un espíritu antiguo con olor a alcanfor e incienso se va adueñando de una sociedad corrompida y mortecina. Hay un aliento depredador de individualismo libérrimo que pugna por el concepto de ganancia a toda costa sin importarle un bledo que detrás de cada cifra hay un ser humano desahuciado que sufre y padece condiciones de vida miserables. Los medios de comunicación, que deberían ser voceros de esta sociedad adocenada, están en manos de unos cuantos que miran por sus intereses crematísticos y se alían con los que siempre lo hicieron. La democracia ha sido secuestrada por el olor a billete verde y a euro con piel de esclavo. Estos tiempos han traído una nueva forma de esclavitud que nos retrotrae a formaciones históricas fenecidas.

Ante este espectáculo atroz se necesitan guías, mentores, consejeros… referentes intelectuales que iluminen el mundo con su capacidad de observación, con su expresa sensibilidad. Pero el intelectual de hoy está dormido. ¿Dónde están los Antonio Machado, los Pérez de Ayala, los Pío Baroja de antaño? ¿Dónde está Miguel Hernández? ¿Dónde Camus o dónde Saramago o dónde José Luis Sampedro? ¿Dónde el compromiso del intelectual contemporáneo?.

Si en otra época, ajenos a las elites y su tendencia tautológica al ser en sí, estos intelectuales encendieron una antorcha, hoy el intelectual comprometido, el intelectual crítico, el intelectual que toma la ética como un referente del ser en sí ha muerto. Se necesita una nueva revolución del pensamiento que incida en los valores de la humanidad. El pintor, el escritor, el artista, el actor… deberían tomar las riendas de esta idea y reventar este silencio que tanto daño hace. Siempre ha estado la palabra y el arte al comienzo de toda revolución, lo estuvo con la Enciclopedia y lo estuvo con Engels, Marx, Fourier o Proudhon. Primero están las ideas y luego vienen todos los demás.

Hoy los intelectuales están dormidos o acaso viven contemplándose las pelusillas de sus ombligos de hombres individuales y diferentes. No podemos engolfarnos solitarios, sin rumbo, como buques perdidos, esperando que las necias olas nos desguacen. Estas son aguas que a todos nos dan vida y por ello reclamamos la universalidad del compromiso.

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