Kiev– Gritos de “Viva Maidán!”y “Libertad!” resuenan por toda la plaza. Miles de personas han acudido desde todo el país para ser testigos de la derrota y caída del régimen del Yanukóvich. Pero, está el presiente vencido?
“Esto no ha acabado,” cuenta Yuri, 23, uno de los miembros de las autodefensas del Maidán, apostado en uno de los accesos a la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano. “El asesino,” refiriéndose a Yanukóvich, “todavía está libre y ha dejado la ciudad para unirse a sus amigos rusos en Járkov. Tiene que pagar por sus crímenes.”
“Quieren dividir Ucrania, y no lo permitiremos”, afirma otro de los ahora protectores de la Rada que, sólo hace unas horas estaba apostado en las barricadas de primera línea esperando el asalto final que nunca ha llegado. “Los Rusos nos quieren robar una parte del país. Antes muerto que dejar que eso suceda,” añade.
En el escenario del Madián, frente a miles de ciudadanos con lágrimas en los ojos cantando y vitoreando eslóganes, una representación de la iglesia greco-católica de Ucrania realizan un multitudinario oficio frente a una gran cruz que la gente toca con devoción como si fuera un objeto sagrado, para celebrar la victoria de los opositores en la Maidán, y recordar a las víctimas.
“Esta revolución está bendecida por Dios,” afirma Dariya, 46, residente de Kiev. “Vengo aquí cada día desde el principio y hoy, por fin, he sentido la presencia del Señor,” añade limpiándose las lágrimas con un pañuelo.
Kiev es nuestro
A la Maidán llegan camiones presuntamente requisados al ejército y varias tanquetas requisadas a la policía antidisturbios que protegía la Rada Suprema.
“Kiev es nuestro. Queremos exhibirlas para que la gente sepa que la victoria está cerca. Somos más fuertes que nunca,” explica Iván, 35, subido a una de las tanquetas, mientras los transeúntes posan y se hacen fotos en frente del vehículo.
Desde esta mañana existe un vacío de poder en el país, por lo que la administración ucraniana está totalmente colapsada. Parece que el vacío podría ser aprovechado por el partido Batkivshina, liderado por la ex ministra y opositora Yulia Timoshenko, quién en estos momentos ya se encuentra en libertad.
“No nos podemos fiar de los políticos,” afirma Marko, 29, quién viajó desde Járkov hacia Kiev hace unos días para unirse a las protestas. “Si no controlamos la situación podríamos perder todo lo que hemos conseguido. Los políticos sólo piensan en sus cuentas bancarias y no en el pueblo soberano.”
“Dicen que Yanukóvich se encuentra ahora en mi ciudad natal,” continúa, “allí tiene muchos adeptos, también aliados con Rusia. Si pretende dividir el país con la ayuda de Rusia aquí podría producirse una guerra civil.”
“Yo lo tengo claro”, concluye, “si esto pasa no duraré en coger una arma y defender la integridad de nuestra querida Ucrania.”
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