| Ficha técnica | 1-Atlético de Madrid: Courtois (3); Juanfran (3), Miranda (2), Godín (2), Insúa (1); Cebolla (1), Tiago (2), Gabi (3), Arda Turan (3); Diego Costa (3), Villa (2).
0-Granada: Roberto (2); Nyom (2), Coeff (1), Murillo (1), Angulo (2); Recio (2), Iturra (3), Rico (1); Riki (1), El Arabi (2), Brahimi (1).
Cambios: En el Atlético de Madrid Sosa (2) por Cebolla (min.55), Diego Ribas (3) por Arda Turan (min.59), y Raúl García (2) por Villa (min.70); y en el Granada Fourquier (2) por Angulo (min.45), Buonanotte (1) por Riki (min.73) y Ighalo (1) por Coeff (min.80).
Árbitro: Juan Martínez Munuera (colegio valenciano) (1). En los locales amonestó a Gabi (41’), y en los visitantes a Angulo (28’), Coeff (38’) y Brahimi (43’).
Incidencias: 40.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón. Terreno de juego en buenas condiciones. Partido de Liga correspondiente a la trigésimo jornada. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Adolfo Suárez. |
Datos destacables | Lo mejor: Aún más líderes El Atlético ya es líder en solitario, con tres puntos de ventaja sobre el Madrid y uno sobre el Barcelona.
Lo peor: Martínez Munuera El colegiado no estuvo demasiado acertado aunque no falló en ninguna de las decisiones importantes.
El dato: 23 goles Diego Costa sumó un nuevo tanto y ya se coloca con 23, segundo en el pichichi tras Cristiano (26). |
| Daniel Sanabria / Enviado al Vicente Calderón
Era el primer match-ball, y contra todo pronóstico, costó mucho más de lo esperado. Se sufrió, por qué no decirlo. Mucho. Sobre todo en los últimos minutos, con el Atlético rezagado atrás y el Granada bombeando balones sobre la portería de Courtois. A estas alturas de temporada el nivel del rival pierde importancia. Todos los partidos cuestan lo mismo. Y el Granada pudo hacer mucho daño en el Calderón si hubiera tenido delanteros capaces de disparar sobre los tres palos. Pero no fue el caso.
El partido comenzó frío, como la noche, con un Calderón despoblado y menos animoso. En este club la grada y el equipo son como siameses, lo que hace el uno afecta al otro y viceversa. El Cholo tiró de rotaciones y metió a Tiago, Villa y Cebolla. También a Insúa, obligado ante la sanción de Filipe. Pero de nuevo la responsabilidad ofensiva volvió a ser cosa de dos: Arda Turan y Diego Costa. La magia y el nervio. Dos ingredientes que encajan como tuerca y tornillo. Al menos en el Atleti.
Esa agresividad habitual en el Atlético no daba sus frutos en el marcador y los minutos corrían como segundos. Otra vez se le anuló un gol al conjunto rojiblanco. Está vez con acierto, no como en Sevilla. Hubo falta de Godín en el salto. Diego Costa la tuvo antes del descanso con un mano a mano en el que se durmió y no pudo resolver ante Roberto. Cebolla y Juanfran, por las bandas, suministraban balones al área, todos con peligro, pero ninguno encontraba rematador. Mientras, el Granada se quitaba poco a poco la presión asfixiante del Atleti y trataba de estirarse cuando la ocasión lo permitía. Hasta que empezó a crear peligro de verdad. El Arabi aprovechó su velocidad y su capacidad de desmarque en varias ocasiones, pero la resolución de las jugadas no está entre sus cualidades. Es un buen delantero sin gol. Demasiado pobre. Riki también lo intentó desde lejos con idéntica suerte. De tener balas de verdad y no de fogueo, el Granada le habría acertado en la frente al Atleti.
Con los deberes sin hacer los rojiblancos se marcharon llenos de dudas al descanso. Por segundo partido consecutivo en casa no se lograba adelantar antes del ecuador, algo que ha sido hábito durante todo el curso. En la reanudación el Cholo no tardó en mirar al banquillo y ahí encontró lo que buscaba: Diego Ribas y Sosa. Ambos dieron al equipo un aire nuevo, subiendo las revoluciones en cada ataque. Vamos, lo que hacía falta. Y pronto se empezaron a generar ocasiones. El Atleti rondó el gol durante diez minutos, y en el quince lo encontró. De nuevo fue a balón parado, con un saque de esquina que remató de cabeza Diego Costa. Corría el minuto 60 y todas las piezas del puzzle empezaban a encajar: el Madrid pinchaba en Sevilla.
Por las alturas de campeonato en las que estamos, el partido se ponía peligroso con media hora por delante y solo un gol de renta. Ante este escenario el Atlético se ha acostumbrado a defender lo conseguido antes que probar a ampliar la ventaja. Eso hizo, otra vez, para condena de su afición, que terminó con sus uñas como ocurría antaño. El Granada jugaba con el nerviosismo rojiblanco a favor y su pobre determinació en contra. También contra Godín y Miranda, dos tipos serios que no regalan caramelos a nadie.
Raúl García tuvo la sentencia a diez minutos del final gracias a la enésima carrera de Diego Costa para sacar petróleo donde solo hay arena. Es una de sus especialidades. El brasileño se desgastó como nunca y jugó como siempre: espectacular. Volvió a ser el mejor. Por su figura pasan muchas de las opciones del Atlético en el campeonato de Liga. Ya ha dado el primer paso, que no era fácil: mantener el liderato con el Madrid y el Barcelona soplándote en la nuca. El segundo, en San Mamés, será subir otro nivel.
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