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En cualquier relación de pareja, la intimidad es la base sobre la que se construye la conexión emocional y física. Es algo que va mucho más allá del sexo: son los cuidados y pequeños gestos del día a día. El distanciamiento emocional en el dormitorio puede ser el preludio de una desconexión física y, en última instancia, de un deterioro de la relación.
Las personas tenemos la tendencia a ocultar aquellas partes de nuestra vida que no nos van realmente bien. A veces, por temor a lo que otros pensarán, y otras por no desvelar la realidad de nuestra situación. Todos, en cierta manera, damos una imagen que nos hemos creado y varía en función de con quién nos relacionemos.
Debido a la situación actual, es bastante habitual que tras varios años de convivencia o de matrimonio, las parejas se separen, lo cual supone un proceso costoso tanto a nivel económico como emocional. Es duro y complicado decir adiós a alguien a quien has querido y con quien has compartido tantos momentos importantes, pero lo es aún más cuando tienes algo en común de lo que jamás podrás desprenderte: los hijos.
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