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La toma de la Bastilla

Los partidos que encarnan el bipartidismo se deben de tomar muy en serio este primer toque de atención
José Sarria
martes, 27 de mayo de 2014, 06:56 h (CET)
El 14 de julio de 1789 los insurgentes parisinos se hacían con el control de la Bastilla, símbolo por antonomasia del despotismo francés. La toma de la fortaleza metaforizaba el finiquito del “Antiguo Régimen”.

Ayer se produjo un primer conato electoral de la toma de la Bastilla. Los partidos que encarnan el bipartidismo (PP y PSOE) se deben de tomar muy, pero que muy en serio, este primer toque de atención que les han dado los ciudadanos. El resultado no ha sido cosa baladí y salir al paso como si aquí no hubiera pasado nada es de una irresponsabilidad supina. Poner cara de póquer, sonrisa de tahúr y pretender seguir repartiendo cartas como si el envite no fuera con ellos es de una insensatez propia de mentecatos o inconscientes.

De haber cosechado ambos partidos, en el 2009, un total de 12,81 millones de votos, han recibido en esta ocasión 7,67 millones, lo que significa una pérdida, nada más y nada menos, que de 5,14 millones de respaldos, que se traduce en algo así como un descenso del 40% de la confianza de los electores y que les lleva a perder casi un 33% de sus parlamentarios, que pasan de los 47 (en 2009) a 30 (en 2013).

El primer golpe al bipartidismo ha sido mortal de necesidad. En realidad los electores han castigado a esa sensación de monopartidismo que representa la casta gobernante. El voto de castigo ha ido contra ese tufillo a despotismo ilustrado que rezuma el monoplaza PPSOE.

Por el flanco izquierdo ha surgido un imprevisto grupo de sans-culottes, que ya ha lanzado sus primeros proyectiles contra los muros de la Bastilla. Pablo Iglesias y su partido, Podemos, amenaza con transformarse en una especie de Hidra de Lerna, con ramificaciones por todo el país que, de no ponerle remedio los gerifaltes de la cosa pública, devendrá en un comité jacobino nacional que termine por arrasar hasta las cenizas a la “fortaleza parisina”. No hay que olvidar que hace solo unos meses se hablaba de perroflautas, pancarteros y gente sin legitimidad. Hoy han sido legitimados, con rango de parlamentario europeo, por casi 1,3 millones de ciudadanos.

¿Está preparado el sistema para resurgir de sus cenizas como el ave Fénix?, ¿están dispuestos los responsables del monopartidismo PPSOE a asumir los errores pasados, a pedir perdón a los españoles, a desterrar definitivamente a la corrupción de sus entrañas y a propiciar una auténtica regeneración democrática? De no ser así, les aseguro que la toma de la Bastilla es cuestión de meses, exactamente doce meses, lo que falta para las próximas elecciones municipales y algunas autonómicas. Tiempo al tiempo.

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