El colofón final para toda selección vencedora en el Mundial de fútbol es la celebración
del título en casa, con todas las personas que han vibrado con ellos a miles de
kilómetros de distancia.
Cada país lo hace a su manera. Hace cuatro años, Madrid se colapsó con la llegada
Copa del Mundo a España, y el público cantó con Pepe Reina como director de
orquesta mientras que Puyol y Piqué ya anunciaban la llegada de Cesc al Barcelona.
Alemania, siempre acusada de sobria y protocolaria, se desató el pasado martes
Berlín junto a los recientes campeones del mundo. Presentados uno a uno, los
jugadores dejaron un reguero de anécdotas e imágenes que no tardaron en circular
las redes sociales.
Polémicas (como la canción con baile incluido que le dedicaron a los argentinos) o
Alemania vive ahora una resaca mundial que durará por lo menos cuatro años.
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