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Españoles en Londres

La rigidez de algunas actitudes en Londres me parece que es lo característico de la sociedad inglesa
José Manuel López García
jueves, 14 de agosto de 2014, 07:08 h (CET)
La visita a la capital del Reino Unido es una experiencia enriquecedora en líneas generales, pero existen aspectos esenciales en el trato a los españoles que dejan mucho que desear. Soy consciente de que no se debe generalizar en estas delicadas cuestiones. Por ejemplo, una cadena de hoteles española en Londres debe cuidar mucho más la limpieza de las habitaciones y, especialmente, de los cuartos de baño. Tampoco es de recibo que suene de improviso una alarma de simulacro de evacuación en todas las habitaciones, sin previo aviso, un día determinado semanalmente.

En relación con el museo de cera Madame Toussauds de Londres son vergonzosas las esperas de más de dos horas, simplemente, para sacar los tickets para entrar. Y todo, parece que por no disponer de cuatro o cinco empleados en una taquilla habilitada con cuatro o cinco cajas para dispensación de entradas.

Respecto a la casa museo de Sherlock Holmes la excesiva espera de alrededor de dos horas o más revela, en mi opinión, una pésima organización. Ya que podrían entrar más personas de cada vez, y habilitar alguna vía de salida lateral a través de la tienda del museo. Otro aspecto destacable es que los taxistas de Londres no aceptan el pago con tarjeta por desconfianza excesiva. Lo que complica las cosas a los turistas. Algo que no es lógico, porque los controles bancarios respecto al denominado dinero de plástico me parece que son rigurosos.

Los turistas españoles son menospreciados, en algunos casos, en la zona de facturación de maletas de un aeropuerto londinense. Algo que es inaudito e intolerable, porque todo el mundo merece respeto. Parece existir un desprecio a lo español o a lo hispano, por el hecho de serlo, en algunas personas de este aeropuerto londinense. En lo referente a las comprobaciones de seguridad antes de salir el vuelo en dirección a España las medidas de vigilancia a las personas y a sus cosas personales considero que son claramente excesivas y redundantes. Porque la introducción de productos de uso individual en bolsas transparentes cuando previamente ya están en un recipiente transparente, no garantiza que no posean en su interior una sustancia explosiva. Ya que los objetos que lleva cada persona no son visibles internamente sin abrirlos uno por uno. Si existen dispositivos que detecten sustancias explosivas no hacen falta tantas medidas de control. Y si no los hay los controles son incompletos, y no garantizan una seguridad total en el vuelo respecto a la evitación de atentados con explosivos.

La rigidez de algunas actitudes en Londres me parece que es lo característico de la sociedad inglesa que también atesora grandes virtudes. Aunque el idioma inglés es la lengua internacional el español es hablado por unos quinientos millones de personas en el mundo. Por tanto, creo que merece más atención por parte de los que trabajan en una cadena de hoteles de titularidad española en Londres. Parece ser que muchos turistas ingleses al venir a España prácticamente exigen que se les hable en su idioma, pero al estar en territorio español también ellos tendrían que saber castellano por respeto y admiración a nuestra lengua que está extendida en Hispanoamérica.

Y no hablemos del caso de Gibraltar que es increíble, ya que es un territorio que nos pertenece según derecho, y no se quiere reconocer por parte del gobierno británico que reside oficialmente en el emblemático 10 de Downing Street de Londres.

De todas formas, la multiculturalidad de esta gran ciudad es enormemente positiva, y la diversidad que posee es altamente beneficiosa, porque Londres es una de las capitales culturales y económicas de este mundo actual globalizado.

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