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Qué tendrá el tango

Que me lleva siempre el tango a nuestro salón de losetas grises de la casa de la plazoleta, donde yo ejercía de pinchadiscos aventajado
José Jesús Conde
martes, 14 de abril de 2020, 13:31 h (CET)

Qué tendrá el tango. Que dicen que vuelve a estar de moda el tango. Que en cualquiera de los programas de televisión o de radio se cuenta con el “detalle” de un tango, se rumorea un tango, se viste de gala al tango. Que en las tertulias se habla del tango. Que se celebran monográficos sobre el tango. Que hasta Julio Iglesias canturrea por Gardel. O mismo El Cabrero se atreve, con rigor y rabia, a echarse “p’alante” en un arrebato de lamentos y de pasiones arrabaleras… Qué tendrá el tango, qué tendrá.

Qué tendrá el tango, José Manuel de Lara, que el tiempo no ha podido borrarlo. Que “desde esta orilla izquierda del Odiel” fraternizamos ambos cada veinticuatro del junio más amargo que el tango tuvo. Tú, silente, agradecido y con los pensamientos puestos “en una noche azul” de brindis por los “hermanos de alegría y de pena, de música y poesía”. Yo, ya ves, hilando sobre el papel los borbotones lánguidos que desde la Isla Chica me quiebran el corazón. Tú, sobre “el farol de una esquina, bajo una luna porteña”, cruzando “hacia el Norte de la calle Corrientes junto al zorzal criollo, porteño inmortal”. Y yo, ante la mesa de las congojas pespunteando sones de bandoneón, como cuando era un niño de pantalones de pana con tirantas negras… Qué tendrá el tango, José Manuel, qué tendrá.

Qué tendrá el tango, padre. Que me lleva siempre el tango a nuestro salón de losetas grises de la casa de la plazoleta, donde yo ejercía de pinchadiscos aventajado. Tú, doliente, cabizbajo, ahogando tu aflicción en las aguas tintas de un mar revuelto por el dolor inmenso de la vida. Yo, dándole vueltas y más vueltas a las placas de Odeón en aquel picú de caja, acompañándote como un lazarillo en tu perenne extravío; sin comprender, aún, qué extraño cordón de plata te unía al barrio de la Boca, a la calle Caminito, al Puente Alsina, a Rivadavía, a la calle Florida, al Mercado de Abastos, al Café de los Inmortales. Que a tus nietos, Oscar, Patricia y Sandra, también les llegó el reflejo de tu cordón de plata. Que me preguntan por Carlitos. Que me preguntan por Buenos Aires. Que me preguntan por ti y tus “muchachadas”… Qué tendrá el tango, padre, qué tendrá.

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