No tenemos remedio. La falta de conocimientos, el desinterés por conocer la historia, el desencanto, la impericia, el no pensar a la hora del voto y hacerlo por impulsos y tantas cosas más, son las que han propiciado tener el peor gobierno en la peor época de nuestra democracia. Un presidente, supremo ególatra y soberbio, impertérrito, cuya única idea es mantenerse en el poder caiga quien caiga y al precio que sea, aliado con partidos que lo que aspiran es destruir lo que a fuerza de mucho trabajo y privaciones habían conseguido las generaciones anteriores, como, paz social, progreso económico y una reconciliación sentimental aparcando viejos odios y rencores. Un gobierno , en suma, que ha puesto negro sobre blanco los instintos básicos peores de una sociedad envejecida que ha vivido en propia carne los errores que se están cometiendo y que lamenta ver como el no aprender hace que se cometan los mismos fracasos de antaño.
Antes era todo más fácil a la hora de elegir partido. Derecha, izquierda, extrema derecha y extrema izquierda. Ahora todo se ha complicado porque han surgidos partidos como setas.
Constitucionalistas, nacionalista, centristas, derechistas, izquierdista, terroristas, catalanistas, galleguistas, vascuencistas, cuentistas, malabaristas políticos y todos los istas que ustedes quieran poner. Divide y vencerás, esto es de sobra conocido y lo están consiguiendo.
En una familia de seis miembros en distintas edades ponerse todos de acuerdo es un logro, sobre todo si se intenta que sea por unanimidad. Si a ella se unen cuñados, primos, suegros, tíos y demás parientes la confusión está servida casi seguro. ¿Cómo pretenden poner de acuerdo a los tropecientos políticos del arco parlamentario que obedecen de manera borreguil a los partidos que les están dando la mamandurria diaria? Eso es lo malo, pero lo peor es que esa mamandurria la pagamos todos nosotros, y aquí pagan justos por pecadores, es decir, los que los han votado y los que no.
Además, la forma de votar es tan compleja como los votantes. Unos lo hacen porque sí, así sin más, otros porque han votado a ese partido toda la vida, los de más allá porque el sentimiento obliga y es casi un sentimiento religioso, no digamos los que piensan “de que se trata que me opongo”, los más jóvenes porque lo toman a chusma y guasa dándoles lo mismo “Juana que su hermana” y así podría seguir hasta terminar el folio.
Reflexionando, debemos darnos cuenta que ha habido varias generaciones que han educado a sus hijos dándoles derechos sin darles obligaciones, si a eso sumamos la desastrosa educación recibida del sistema educativo impuesto, es fácil deducir que de esos polvos tengamos el lodazal en el que estamos inmersos. Los valores de la vida se aprenden en la familia y en los centros educativos se complementan con las diversas asignaturas. Las llamadas AMPA (asociación de madres y padres de alumnos) no han sabido gestionar la responsabilidad que les habían otorgado de exigir una educación acorde con sus principios e incluso, llegado el caso, obligar a cambiar las leyes educativas para unificar criterios, agrandar conocimientos, inculcar valores de todo tipo, incluso valorar el pertenecer a tu país, quererlo y respetarlo (como se hace en todos los países del mundo, menos aquí).
Los políticos actuales es el fiel reflejo de la sociedad que hemos ido creando en los últimos tiempos. En una familia debe haber una autoridad, los padres y unos hijos que son la continuidad de esa familia, su futuro. Los padres no son los colegas de sus hijos ni los ogros a quien temer, debe existir comunicación, consenso, cariño, respeto para una proyección sólida en sus vidas. Más vale un correctivo adecuado a la edad a tiempo, que un lamentarse toda la vida.
La ministra de educación Sra. Celá, sesuda donde las haya, nos clarifica que los hijos no son de los padres. De quién son ¿del gobierno?. Hasta ahora lo único que he visto parir al gobierno son chupópteros de muchos brazos con mucho mamoneo, pero nada más.
En Suecia, país rico, el estado se hace cargo económicamente de los estudios totales de los hijos. Cuando terminan les dan préstamos para que puedan independizarse de forma que lo vayan devolviendo según sus capacidades económicas, es decir, si tienen trabajo lo pagan poco a poco, si lo pierden, dejan de pagar hasta que tengan otro. Eso si se podría decir que el gobierno los protege, de hecho lo hace, pero aún así es el país donde más suicidios hay de jóvenes.
Algo está fallando, hay que reconocerlo para poder remediar tales desatinos. Mientras no se integre en la sociedad y sobre todo en los políticos que la educación es fundamental para el desarrollo y progreso de un país, esto no tendrá solución.
Es vergonzoso oír a los políticos tanto en el parlamento como en el senado mentir descaradamente, lanzarse improperios con insultos de toda índole y exabruptos injustificables, porque piensan que así pueden conseguir contentar a sus seguidores y arañar algún que otro voto, en vez de proponer soluciones a los tantos problemas que nos están asolando y buscar un consenso favorecedor para toda la sociedad que es al fin y al cabo, la que los paga y la que espera ser representada convenientemente.
Como podemos ver todo depende de la educación y si es exhaustiva, veraz y completa nos ahorraríamos muchos quebraderos de cabeza y dejaríamos a las futuras generaciones un país mucho mejor.
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