Considero que es del dominio público conocer en qué consiste una hemiplejia, no obstante pienso que no está de más recordar que esta enfermedad radica en un trastorno del cuerpo del paciente en el que la mitad contra lateral de su cuerpo está paralizada. Es normalmente el resultado de un accidente cerebrovascular, aunque también pueden provocarla enfermedades que afecten la espina dorsal o los hemisferios cerebrales.
Bien, hecho este preámbulo, pasemos a considerar aquello que pensamos que están padeciendo nuestros gobernantes socialistas, aunque no hayan sufrido ninguna enfermedad física, aunque sí posible mental.
Vayamos por partes, el 20 de noviembre de 1975 falleció, en su cama, no lo olvidemos, Francisco Franco, porque sus opositores no pudieron, no tuvieron capacidad suficiente o no encontraron fuerzas con las que derrocarlo.
Fueron cuarenta años mal contados de dictadura, de la que España, a pesar del aislamiento por el que había sido estrangulada, supo salir adelante hasta que allá por los años sesenta y comienzos de los setenta del pasado siglo se produjo un espectacular desarrollo económico y se formó una clase media hasta entonces casi inexistente.
Murió Franco en buena hora, ¿que podían hacer los españoles? ¿Volver a las armas, o llegar entre todos a un entendimiento que posibilitase una continuidad en paz y harmonía?
Optaron por esto último, y es una doctrina generalmente admitida que, con una muy buena voluntad por parte de todos se acordó la Constitución por la que nos gobernamos que causó asombro al resto de los países. ¿Cómo se consiguió? Dejando a un lado todos los partidos políticos, desde la extrema izquierda a la extrema derecha a un lado sus intereses, para preocuparse por el bien de España.
Pero ese acuerdo de paz y buena avenencia se fue al traste con la nefasta idea del malhadado Zapatero cuando se le ocurrió poner en práctica la ignominiosa Ley de La Memoria Histórica. Con ella se abrieron y se echó sal en las heridas que estaban cerradas y olvidadas, se resucitaron viejos odios y rencores, y España volvió a la maldita división de la II República.
Pero, por si no teníamos bastante con esta desgraciada vuelta al pasado, el palurdo intelectual, o sea, Pedro Sánchez que nos gobierna se ha sacado de la manga la Ley de Memoria democrática, que volverá a ahondar en las llagas que solo sirven para la desunión de los españoles.
Bien, llegados a este punto, estoy de acuerdo con estas leyes, siempre que se apliquen por igual a todos.
¿Solo se van a emplear para el bando de los republicanos que perdieron la guerra? Eso es represalia y venganza porque con ellas se persigue a quienes vencieron en la contienda.
Para ser ecuánimes y conformes con la justicia distributiva han de repararse los males que se cometieron en ambos bandos.
Saquemos a relucir las atrocidades que cometieron los republicamos. No olvidemos la terrorífica frase de Largo Caballero cuento dijo: “No debemos cejar hasta que en las torres y edificios ondee la bandera roja de la revolución” (Periódico EL SOCIALISTA)
Hablemos también de los asesinatos, torturas, quema de iglesias, conventos y edificios religiosos. Traigamos a colación lo que fue el Terror rojo, practicado por el Frente Popular, en el que se programaron matanzas y asesinatos masivos de personas cuya única culpa es que eran católicos, iban a misa o rezaban el Rosario. No olvidemos la masacre de Paracuellos. Por cierto, a Santiago Carrillo factótum de esa horrible aniquilación no se le tuvo en cuenta cuando se decidió por el “borrón y cuenta nueva”
Hablemos también de las Checas, centros de tortura y asesinatos, comandadas, en ocasiones por autoridades del Estado republicano, y otras por los milicianos republicanos a quienes vinieron a enseñar chequistas de la Rusia comunista
No olvidemos tampoco el ensañamiento sobre las víctimas, vivas o difuntas, daba igual, que se convertía en un macabro ritual.
Recordemos las violaciones y suplicios a los que fueron sometidas miles de monjas o muchachas inocentes por ser católicas. No se trata de un mito, es una verdad comprobable documentalmente, murieron asesinados más de siete mil religiosos.
Acordémonos del robo del tesoro español depositado en el Banco de España. Precisamente el día 14 de este mes se cumplían los 84 años del mayor expolio perpetrado por los republicanos. Limpiaron las reservas de oro y plata de este. Abrieron y desvalijaron las cajas de seguridad de personas particulares. Se enviaron a la Unión Soviética de Stalin 510 toneladas de oro y otras tantas de plata. Se enviaron a países afines a la República enormes cantidades de metal precioso, del que disfrutaron cuando se refugiaron en ellos los “valientes” dirigentes de la República, cuando huyeron de España como conejos asustadizos
Evocar todas las atrocidades cometidas durante la II República no se pueden resumir en un corto escrito como este. Hace falta más de un libro.
¡Claro que nuestros gobernantes sociocomunistas tienen hemiplejia! De los horribles crímenes cometidos por los republicanos no se puede hablar. Como decía S. Pablo al referirse al pecado nefando: “Nec nominetur inter vos”, en español: “ni se mencione entre vosotros”.
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