El Cardenal Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, ha querido insistir en esta dimensión, en la necesidad de la ONU, precisamente en un momento histórico en el que resulta evidente que solo relaciones solidarias entre los pueblos y los Estados permitirán dar respuesta a las necesidades tecnológicas, bio-sanitarias y socioeconómicas que la pandemia está generando a escala internacional.
La ONU nació para promover la paz en un mundo tras el fracaso de la II Guerra Mundial. Animó y acompañó la independencia de las colonias, sirvió de contención a la Guerra Fría, ha vivido años complicados tras la caída del Muro de Berlín y se enfrenta a un proceso globalizador irreversible que debe favorecer el desarrollo de los menos favorecidos en un mundo amenazado por la emigración forzosa, el cambio climático, el crimen internacional o la amenaza de pandemias como la presente.
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