Las temperaturas extremas y los coches no se llevan bien. Por eso, cuando llega el invierno y debemos dejar nuestros vehículos a la intemperie, expuestos a temperaturas por debajo de cero, conviene tomar unas precauciones básicas que protejan su ‘salud’ y permitan que nuestra experiencia de conducción, sobre todo a la hora de iniciar la marcha, no se vea condicionada por el frío. Los expertos de Alquiber, acostumbrados a controlar temperaturas extremas en el interior de su flota de vehículos con isotermos reforzados y clasificación IR (con un coeficiente de transmisión menor a 0.40W/m2 y certificados por el túnel del Ministerio de Industria) saben bien que, fuera de estos entornos especializados, someter su mecánica a temperaturas por debajo de -10ºC puede provocar daños prácticamente irreparables, como la congelación del líquido del circuito de refrigeración.
Pero, además, los coches disponen de muchos más componentes susceptibles de averiarse con el frío, como el parabrisas, los limpiaparabrisas y las cerraduras. Por eso, han decidido poner a disposición de todos aquellos que no tienen la posibilidad de guardar sus vehículos en un garaje una serie de sencillas medidas y consejos para protegerlos de las dañinas consecuencias de exponerlos a los elementos cuando el frío arrecia.
Una lona La mejor manera de proteger el coche del frío es utilizar una lona que lo cubra completamente, de ese modo se evita la congelación de las piezas y se protege al vehículo contra agresiones como el granizo. Hay modelos que se adaptan a todo tipo de vehículos, y son realmente fáciles de poner gracias a la goma autoajustable que suelen llevar. Si no te convence esta solución por antiestética, también puedes optar por una usar una lona solo para la zona del limpiaparabrisas (disponibles desde 5 a 20 euros) que evitará que tengas que rascar el hielo y no destacará tanto como una lona completa.
Limpiaparabrisas Si las lonas no te convencen, puedes al menos dejar levantadas las gomas del limpiaparabrisas, así evitarás que se congelen en la luna y queden inservibles. Otra opción es utilizar unos tapones de corcho para evitar que tengan contacto directo con el parabrisas y queden adheridas a él por hielo. Así, evitarás que la goma se endurezca y cuartee mucho antes de la cuenta por culpa de las heladas. El líquido del limpiaparabrisas también es importante. Asegúrate de que no lo has rellenado solo con agua, ya que entonces se congelará muy fácilmente y no cumplirá su función.
Batería La batería es uno de los elementos del vehículo que más acusa el frío y es la causante de que tras una noche de heladas el coche no arranque. Para evitar estas situaciones comprueba la antigüedad de la batería, y si ha cumplido su vida media de uso, es mejor que la reemplaces al primer signo de agotamiento. Es importante saber que partir de los 4 años las baterías suelen perder efectividad.
Líquido refrigerante Casi todo el mundo comprueba el nivel del líquido refrigerante, pero además es necesario asegurarse de que no está caducado, ya que con el uso va perdiendo propiedades. Normalmente el anticongelante se presenta como un líquido de un color vivo, si este se ha puesto translúcido, ha perdido intensidad, o está ennegrecido debes cambiarlo cuanto antes. Lo mejor es vaciarlo y reponerlo todo para evitar sorpresas. El líquido del circuito de refrigeración puede congelarse a partir de -20ºC. Sin embargo, con el paso del tiempo va acumulando impurezas que hacen subir su punto de congelación. Por eso es recomendable el purgado de circuito y la sustitución completa cada cinco años como mucho.
Cerraduras Cuando las temperaturas bajan mucho el mecanismo de las puertas se puede congelar. En este caso, no es nada recomendable utilizar la fuerza bruta para tratar de abrir el coche, porque se podría dañar el mecanismo. Lo recomendable utilizar alcohol, o incluso un secador de mano para abrir las puertas sin forzarlas. Para evitar definitivamente el problema, hay aerosoles lubricantes con los que evitarás la congelación.
En ralentí El frío afecta también al interior del coche, y especialmente a los líquidos. Si se inicia la conducción cuando el aceite, el líquido de dirección, y el líquido de los frenos están aún demasiado fríos, se podrían dañar algunas piezas importantes. Antes de lanzarte a la carretera, mantén el vehículo en ralentí unos minutos para que pueda calentar un poco toda su mecánica. Además, si tienes que dedicar unos minutos a quitar el hielo del parabrisas, lo mejor es arrancar el coche antes de empezar a rascar y poner la calefacción para que las lunas se vayan calentando por su parte interior.
Accesorios
Si mantienes en el coche un pequeño kit con los accesorios que necesitarás para hacer frente al invierto, será mucho más fácil poner a punto tu coche por las mañanas. Lo más recomendable es llevar una rasqueta para retirar el hielo de las lunas, y algún producto descongelante para emergencias. Los líquidos descongelantes son muy cómodos porque actúan al momento, pero acaban disolviendo las gomas y dañando el coche con el uso habitual. En este ‘kit’ tampoco pueden faltar unos guantes y otros accesorios que podrías necesitar, como las cadenas, una manta, y una lata de aceite y combustible
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