Aunque fue la pequeña pantalla la que le reportó su gran popularidad,
Amparo Baró fue mucho más que Sole, la madre gruñona y
'repartecollejas' de 7 vidas. Una actriz de cine, teatro y televisión, una
intérprete todoterreno que nos dejó este jueves a los 77 años.
Amparo Baró se fue de este mundo como vivió en él, pensando en
actuar. La enfermedad contra la que luchaba no le impedía seguir con la
vista puesta en el futuro, con ilusión por ponerse de nuevo ante las
cámaras o subir a las tablas. Lo nuevo en su exstensisimo repertorio iba a
ser 'La puerta abierta', una película en la que se reencontraría de nuevo
en pantalla con su gran amiga Carmen Machi.
Mujer de carácter, barcelonesa de padre aragonés y madre valenciana, Baró nació el 21
de septiembre de 1937 en la Ciudad Condal, donde se crió en el seno de una familia
humilde. Comenzó a estudiar Filosofía y Letras, carrera que abandonó en cuanto se enroló
en el Teatro Español Universitario.
MARSILLACH, SU PADRINO
Su debut data de 1957, con la obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra. La joven
de 20 años llamó la atención de Adolfo Marsillach que la fichó para la compañía Windsor
donde sustituyó ni más ni menos que a Amparo Soler Leal, de baja por apendicitis. Ahí,
sobre las tablas del teatro comenzó la leyenda de la que años más tarde todo el mundillo
conocería como 'La Baró'.
Antes de que terminara la década, la joven veinteañera ya había obtenido relativo éxito
sobre las tablas con montajes como Bobosse, El pan de todos, Mi adorado Juan o La
calumnia y llegaba incluso a cruzar el charco.
Cambio la década y en los 60 fue un rostro habitual del cine más comercial de la época
compartiendo planos con la estrellazas de la época como Rocío Durcal o Marisol en títulos
como Margarita se llama mi amor (1961), La chica del trébol (1963), Tengo 17 años
(1963), La banda del Pecas (1968) o Carola de día, Carola de noche (1969).
Pero el cine no la cautivaba tanto como las tablas. Su presencia en los siguientes años
fue bastante espaciada destacando su participación a partir de finales de los ochenta en
títulos como El bosque animado (1987), Las cosas del querer (1989), Al otro lado del túnel
(1994) o Boca a boca (1995).
ROSTRO TELEVISIVO
Entre ambos periodos encontró su gran hueco en televisión en títulos como Silencio,
estrenamos, Novela, Cuentos imposibles, Recordar, peligro de muerte, Recuerda cuándo,
Hasta luego cocodrilo, Juntas pero no revueltas o Tío Willy... sin olvidar el mítico Estudio 1
de la que fue un rostro habitual. Un rosario de títulos televisivos hasta lo que estaba por
llegar, su gran éxito de público: 7 vidas.
En la serie de Telecinco -que arrancó con un elenco compuesto por Toni Cantó, Javier
Cámara, Blanca Portillo, Paz Vega y la propia Baró- interpretó al personaje por el que será
recordada: la incomparable y cascarrabias Soledad Huete de Jarana, la madre de Paco y
Félix a la que dio vida durante más de 200 capítulos.
Quince temporadas en las que Sole repartió collejas a diestro y siniestro a actores como
Santi Millán, Guillermo Toledo, Florentino Fernández, Anabel Alonso, Santi Rodríguez, Eva
Santolaria, María Pujalte o su querida Camern Machi.
HAY VIDA MÁS ALLÁ DE SIETE VIDAS
Tras 204 episodios y siete años en antena, Siete vidas llegó a su fin en 2006. Un año más
tarde Amparo Baró participó en Siete mesas de billar francés, un drama de Gracia
Querejeta protagonizado por Maribel Verdú con el que ganó un más que merecido Goya
como mejor actriz de reparto.
Volvió a televisión en otra serie potente y de éxito, El internado de Antena 3, donde
interpretó a Jacinta García y muy recordadas son sus apariciones en El club de la
comedia, donde explotaba su lado más ácido y socarrón con sus monólogos.
También volvió al teatro con éxito y tras más de una década alejada de los escenarios
regresó a las tablas para protagonizar la obra Agosto (Condado de Osage) de Tracy Letts
junto a Carmen Machi. Un trabajo con el que recibió el premio Ceres del Festival de Mérida
y el Valle Inclán.
Pero puede que el reconocimiento que más la emocionara fuera el que recibió el 26 de
octubre de 2013 cuando recogió XVII premio nacional de teatro Pepe Isbert.
|