En el documento aludido, la jefatura del Estado, conocedora de los responsables de la decadencia de España: “las sociedades secretas de todo orden y la fuerzas internacionales de índole clandestino”, inicia una caza de brujas, para proteger “las saludables reacciones populares y el heroísmo de nuestras Armas” y devolvernos la gloria que nos pertenece.
Los enemigos denunciados culminaron “en la terrible campaña atea materialista, antimilitarista y anti española que se propuso hacer de España satélite y esclava de la criminal tiranía soviética”.
¿Por qué la Ley? Porque, “al levantarse en armas el pueblo español, contra aquella tiranía, no cejan la masonería y el comunismo en su esfuerzo”. Suena a rancio ¿verdad? Pues ahora encontramos un jefe de gobierno que afirma habernos salvado del abismo a que nos ha llevado constantemente, la oposición y nos previene contra el caos al que quieren llevarnos los populistas, al servicio de intereses de otros Estados. También estas reflexiones están acompañadas de Leyes que repriman a los “culpables”
Claro, que ahora estamos en la UE y el problema es el terrorismo islámico, ¿verdad usted? Se invoque a quien se invoque, se crean leyes severas para proteger el régimen, el orden. Se protege a los ciudadanos contra la herejía que les llevaría a la ruina. No me extrañaría nada que los Tribunales de la Santísima Inquisición sirvieran de inspiración.
Hay indefinición de los enemigos perseguidos, aunque ya no se nombra a masones y a comunistas, se aplican más máximas penas y se intenta arrebatar el control de la justicia, dandolo a la “administración”, al calificar algunos hechos perseguidos como faltas administrativas.
Yo o el caos antes y ahora, ambos términos funcionan como verdades absolutas; no han cambiado sino las imágenes, lógico en los nuevos tiempos; por lo demás, seguimos igual. No es que me extrañe, pero quería contarlo, porque hoy es el 1 de marzo y porque la otra parte, los vencidos, siguen condenados a no contar su verdad.
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