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Las catástrofes derivadas de la fuerza de la lluvia desbocada no son una novedad en el País Valencià. Desde tiempo inmemorial, de tanto en tanto, ríos, barrancos y riberas se desbordan sembrando de muerte y destrucción las riberas de sus cauces.
El presidente del Gobierno, ya no engaña a nadie; su maldad contratada, sus constantes e inequívocas mentiras y su inmoralidad a la hora de gobernar han causado unas huellas tan profundas, que no se borrarán jamás de nuestra memoria.
Se dice que el pueblo vota periódicamente, para pasar el rato, porque todo viene hecho, y de vez en cuando habla, aunque sea para perder el tiempo. Ahora resulta que, en contra de lo previsto por algunos, ha hablado con cierta efectividad, llamando a la prudencia, para tratar de volver a ser pueblo, y no un combinado de grupos diversos que lo fracturan continuamente, aunque procuren dosis de espectáculo para entretenerle.
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