La historia de una nación debería ser "referencia social" para todos sus ciudadanos.
Cuando una nación pierde su "referencia histórica", está abriendo la puerta a la decadencia, a la frustración, a la indiferencia...
Eso no sucede repentinamente, es un proceso lento, tortuoso, falaz y mentiroso.
Desaparece de la escena pública lo que el pueblo "respeta": EL HOMBRE DE ESTADO.
Desaparece de la escena social la "exigencia moral".
Desaparece de la escenografía política el concepto de "FUNCIONARIO ESTATAL".
La sociedad, nosotros, permite hacer trampas con “LAS LENGUAS”.
La sociedad, yo tú él, permite el “MERCADILLO POLÍTICO”.
La sociedad, los votantes, permite “LA POBREZA INTELECTUAL” de los políticos.
La sociedad, todos, permite unas asociaciones y ONG sometidas al poder.
La sociedad, la calle, permite la mentira a cambio medias subvenciones.
La sociedad, nosotros vosotros ellos, permite jugar con la vida y olvidar.
La sociedad, la jerarquía las cátedras la prensa, permite que se jure en falso.
Una historia rellena de falsedades y consentida, debería ser la vergüenza de los historiadores, de los educadores, de los claustros...
Ahora, hoy, siglo XXI, España está entrando en ese camino "lento, tortuoso, falaz y mentiroso" que la lleva a la decadencia.
Un PUEBLO que permite que reine la mentira, la ignorancia y los EGOS, no es un PUEBLO es una ganado alimentado con los pastos de la autocracia nacional y comunitaria.
La realidad, esa que todos los días amanece, nunca engaña... Siempre será verdad aquello que se oye:
“El pobre se acostumbra a pasar hambre porque el rico se cansa de dar de comer”.
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