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Con el triunfo del capitalismo burgués, el estado nobiliario donde se refugiaban los selectos de otras épocas, cedió su lugar al ciudadano común, pero la democracia instrumental, en virtud de la representación, pasó a ser la nueva fábrica de elites políticas alimentada por los partidos.
Descanse en paz el sentido común, ya fenecido o, en todo caso, viviendo los estertores de su agonía. Se trataba, o esa era la coletilla al uso, del menos común de los sentidos, y con su uso disponíamos al menos de una ubicación orientativa para centrar ideas y razonamientos. Tengo la impresión de que inauguramos una nueva realidad que solo conserva ramalazos cada vez más ocasionales del susodicho sentido.
El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos.
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