Hace 30 años le comenté con ilusión a un amigo la reciente publicación de un artículo mío en un periódico local.
⎯ Desengáñate, Antonio, donde únicamente vale la pena publicar es en el BOE.
Mi amigo era abogado y sabía mejor que yo que las normas adquieren ejecutividad con la publicación en el BOE. Porque se supone que mientras el Diario Siglo XXI lo leen unos cuantos, el BOE lo leemos todos los españoles todos los días, por supuesto.
Hay un gallego que esto del BOE lo maneja bastante bien. Manejar el BOE es todo un arte porque supone metérsela doblada a todos los españoles sin que se enteren, y ante el "yo no lo sabía", responderles aquello de que "el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento", que como todo el mundo sabe es la expresión del artículo 6.1 del Código Civil, publicado por la regente María Cristina en la Gaceta de Madrid el día 6 de octubre de 1888 por la mañana. Por tanto, a esos no enterados cabe responderles castizamente de la siguiente manera:
⎯ ¡Cojones, que llevamos ya 127 años diciendo que la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento, a ver cuándo os enteráis, capullos!
Viene esta digresión inicial a cuento de que el otro día, tomando un café (que es donde uno se entera de lo que se ha publicado en el BOE), mi amigo Enrique me comunicó que el ITPAJD ha subido inexplicablemente del 0,5% al 1,5%.
Esta información de mi amigo Enrique puede proporcionar bostezo a más de un entusiasta de esos carneros con botas que entretienen a los descerebrados de este país todos los fines de semana dando patadas a una bola hinchable llamada balón. Sin embargo puede ser que tras ese bostezo se esconda en realidad el gallego, que sin darse cuenta el bostezante, se la está metiendo doblada.
Para entendernos, el ITPAJD es, como todo el mundo se podía imaginar, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, que en realidad esconde tres impuestos, a saber, el de Transmisiones Patrimoniales Onerosas, el de Operaciones Societarias y el de Actos Jurídicos Documentados. Digo esto por si hay algún navegante despistado que cree que Montoro solo nos sangra con el IBI, el IVA y el IRPF.
No me voy a detener en los dos primeros impuestos mencionados; solo me detendré en el tercero, que es el que mi amigo Enrique me mencionó, el IAJD, que al pasar el tipo de 0,5% a 1,5% quiere decir que ha subido nada más y nada menos que un 300%. Este impuesto es una reminiscencia del pasado que grava la formalización de ciertos documentos notariales, mercantiles y administrativos tales como escrituras, actas, testimonios, letras de cambio o asimilados a ellas, certificados de depósitos transmisibles, pagarés, bonos, obligaciones, rehabilitación de títulos nobiliarios, anotaciones preventivas en registros públicos y un largo etcétera. Esto es, una verdadera fauna tributaria, coartada perfecta para que el gallego nos la meta doblada con total discreción.
Mi amigo Enrique se enteró de la mencionada subida el otro día, cuando tuvo que pasarse por la Oficina Liquidadora. Ya se sabe que cuando vas al Registro, te registran; y a continuación te indican que te pases por la Oficina Liquidadora, donde te liquidan.
De todas formas, no se de qué se asombra mi amigo Enrique, porque como dice mi amigo Juan, que de esto sabe mucho, porque es asesor fiscal, las figuras impositivas son unos "misteriosos entes mutantes" cuyos tipos impositivos suben y bajan, aparecen y desaparecen, se generan y se degeneran; en una palabra, mutan con la rapidez de un virus, de tal manera que a duras penas esos especialistas llamados asesores fiscales llegan a enterarse de tanta mutación publicada puntualmente en el BOE.
Nada, Enrique, que encima de tener que pagar el 1,5% eres tonto del culo y además un irresponsable, por no estar al día de las cosas tan interesantes que te dice el gallego en esa revista del corazón (porque produce infartos) llamada BOE.
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