La vida te da ocasiones de disfrutar contemplando un bello paisaje del Tirol, una pintura de Velázquez, una ciudad como Venecia, un concierto de Mozart o incluso una final de la Champions…, pero lo que nunca me imaginé es que iba también a disfrutar con la genial entrevista que Pablo Motos le hizo en su espacio televisivo “El Hormiguero” al académico de la lengua, periodista y novelista Arturo Pérez Reverte.
Durante la misma, Reverte-a quien tuve el privilegio de conocer en Melilla en una de sus aventuras periodísticas durante la revuelta de Aomar Mohamedi Dudú-, ha dado muestras de su desbordante capacidad para servirse con brillantez de sus palabras y pensamientos, para saber transmitir con evidente acierto su obra literaria y para mostrar su visión sincera y sin tapujos de la sociedad actual y de algunos de sus dirigentes políticos.
Pronunció frases auténticamente platonianas como que “al enemigo no se concede ninguna virtud y al amigo ni un defecto”. Una vez que hoy has sido etiquetado es fácil comprobar que si estás o perteneces a una corriente de pensamiento o ideología no cabe posibilidad de errar, estás siempre en lo cierto, si por el contrario te sitúas o estás en la otra orilla, nada de lo que dices o piensas responde a la realidad, vives en el lado equivocado de la historia y dialogar contigo es inútil.
No menos sutil y filosófica fue su referencia a la muerte a resultas de una pregunta del director del programa Pablo Motos: ¿No te agobia la muerte? No, porque lo asumo como parte, pero no pasa nada, hace millones de años que los seres humanos mueren”. Asumir esta gran verdad, es el mejor indicio de que conoces y sabes administrar con humildad e inteligencia el tiempo limitado de tu existencia. Por eso Pérez Reverte habla de su vejez con la sencillez y sabiduría de su “mirada” a la vida: “Los viejos, yo soy viejo, no son contemporáneos. Si un viejo es contemporáneo hace el payaso…”.
Este momento de la entrevista fue para mí, uno de los más brillantes: “No puedes pedirme que me ponga a bailar claqué, pero puedes pedirme lo que yo puedo dar…los viejos son útiles no porque se modernicen o hagan el payaso sino por su mirada”. Al hilo de esta acertada reflexión, la sociedad de hoy debería recapacitar sobre el papel que hoy le permite desempeñar a sus “viejos”, verdaderos depósitos de experiencia, de sabiduría y de conocimiento, ¿no nos hacen bailar demasiado el claqué?
En el torrente de inagotables reflexiones que fijaban la atención del espectador una y otra vez, Pérez Reverte supo poner el dedo en la llaga de uno de los males de nuestra sociedad actual: “hemos cambiado el humanismo por el humanitarismo, somos filántropos, queremos que el mundo sea un mundo lleno de pajaritos, flores y nubecitas azules, es nuestra nueva religión.” En las redes sociales sitúa Reverte los apóstoles e inquisidores de la nueva religión dispuestos, como él dice, a exterminarte y aniquilarte si no la acatas en todos sus principios y esto es fácilmente comprobable con asomarse a cualquiera de ellas.
No contento con esto, denuncia también la represión que hoy sufrimos en los dos ámbitos necesarios para combatir a esta nueva Inquisición que no son otros que la educación y la cultura. Los mandamientos de la ley Celáa impregnados de la cultura de género, de estigmatizar el esfuerzo y el estudio o de coartar la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos son los signos más evidentes de la persecución que ha puesto en marcha la nueva religión civil.
Su recorrido por la política no nos deja indiferentes. Descubre la apatía y el desinterés de Rajoy hacia la Academia de la Lengua; como avezado arquero lanza una serie de dardos envenenados a Sánchez: “dije que es valiente y que no tiene escrúpulos. Es un pistolero que a los que no ha matado matará…es arrogante, es malo, es chulo”, y sentencia de que “nadie va a votar por Casado”, pero que cuando Sánchez meta la pata – y la está metiendo- “ahí estará Casado”,que es casi una norma que se viene cumpliendo en las alternancias del poder.
Tacha a Pablo Iglesias de culto, “que tiene una altura intelectual” dice…, reconozco que esa afirmación me dejó indiferente en el contexto general de la magnífica y plausible entrevista que le realizó Pablo Motos que, por toda ella, merece un caluroso reconocimiento y aplauso de sus hormigas.
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