El 17% de las empresas españolas ha sufrido impagos significativos durante 2021 a pesar de las inyecciones de liquidez y los estímulos fiscales que ha recibido el tejido empresarial para paliar los efectos económicos del Covid-19. De hecho, el 40% de las empresas detecta un deterioro en los niveles de solvencia de sus clientes por el impacto de la pandemia que provoca un empeoramiento del riesgo de crédito asociado a su cartera. Estos son algunos de los datos más relevantes que arroja la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform.
A partir de marzo de 2020, se adoptaron medidas extraordinarias para dotar de liquidez adicional a un tejido productivo obligado a reducir de forma drástica sus niveles de facturación. El deterioro actual de los niveles de solvencia viene dado por varias causas combinadas. Por un lado, las empresas hicieron uso de las facilidades de liquidez y están más endeudadas que antes de la pandemia, lo que ha incrementado sus costes financieros. Por otro, muchas están todavía lejos de recuperar sus niveles de facturación previos a la pandemia. Por último, hay un incremento de los costes operativos derivados de las materias primas, la energía o el desajuste logístico de las cadenas de suministro que no pueden trasladar fácilmente a los márgenes. Todos estos condicionantes presionan los niveles de solvencia y liquidez. De hecho, un 38% del tejido empresarial prevé que el nivel de impagos de sus clientes se incremente en los próximos meses.
Aunque no se prevé que las empresas españolas alcancen sus niveles de facturación previos a la pandemia antes de 2022, tres de cada cuatro empresas, un 75%, espera mejorar sus cifras respecto a 2020. Las previsiones sobre el impacto de esta mayor actividad económica en la rentabilidad no muestran la misma intensidad. A pesar del incremento de los niveles de facturación, solo un 61% de las empresas esperan incrementar sus beneficios y un significativo 17% espera empeorar frente a 2020. Este efecto se explica, en buena medida, por el incremento de los costes operativos y el incremento de los costes financieros por el deterioro de la solvencia empresarial.
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