La artrosis es una enfermedad reumática muy frecuente. Se estima su prevalencia en torno al 29,35% en mayores de 40 años, lo que supone una afectación superior a los 7 millones de españoles. Esta puede ser de manos, columna cervical y lumbar, caderas y rodillas.
“Debido a la alta prevalencia en la población el impacto económico de la artrosis es enorme, pero dicho impacto no lo es tanto por gasto sanitario en fármacos o incluso por cirugía en el caso de la cirugía protésica, como en gastos indirectos en cuanto a consumo de otros recursos (días de baja u horas no trabajadas, incapacidades transitorias o definitivas, recursos sanitarios por dependencia, etc.)”, ha señalado el Dr. Cristóbal Orellana Garrido, coordinador del I Curso SER de artrosis que se ha celebrado los días 19 y 20 de noviembre, con la colaboración de Pfizer.
Asimismo, el reumatólogo del Hospital Universitari Parc Taulí de Sabadel (Barcelona), ha insistido en que “la artrosis es una enfermedad cuya prevalencia aumenta con la edad, por lo que los recursos destinados a esta patología no harán sino aumentar, dado que nos encontramos en una sociedad en que, por un lado, la esperanza de vida es mayor y también con expectativas de una vida lo más completa en la senectud”.
Asimismo, el Dr. Orellana ha explicado que “el impacto físico de la artrosis viene derivado de la limitación funcional asociada a la afectación de la articulación y al dolor que es el principal síntoma de la enfermedad”. Un impacto que es variable puesto que depende de la articulación o articulaciones implicadas, de su grado de afectación, de la actividad (por ejemplo, el trabajo) del paciente o de comorbilidades que afecten a la enfermedad (por ejemplo, obesidad) o al tratamiento (contraindicación para según qué fármacos). “De todas formas, y en líneas generales, podemos decir que para la mayoría de pacientes comporta un importante impacto, especialmente en aquellos en fases avanzadas o sin respuesta a los tratamientos existentes”, ha explicado el reumatólogo, para quien también es importante el impacto emocional, “derivado, en parte, de experimentar dolor y limitación funcional, pero también en relación a la afectación sobre la vida cotidiana, sea a nivel laboral o de ocio, así como las expectativas en generar negativas que la población tiene ya de forma previa, como es que se trata de una enfermedad crónica, progresiva y de carácter degenerativo”.
Presente y futuro de la artrosis
A día de hoy, la base del tratamiento de la artrosis descansa muy especialmente en la modificación de hábitos y estilo de vida. “Es de gran importancia que la población sea consciente del beneficio en general de mantener una actividad física regular, y adecuada a las circunstancias de cada uno si ya presenta artrosis en alguna localización. También muy especialmente en la modificación de factores de riesgo conocidos, tanto para la aparición como muy especialmente de la progresión, como es el caso muy destacable de la obesidad”, ha señalado el Dr. Orellana para quien resulta fundamental seguir investigando para poder obtener “tratamientos más efectivos y a la vez bien tolerados que, idealmente, no solo mejoren los síntomas, sino que prevengan o modifiquen el curso de la enfermedad”.
El Dr. Francisco Castro Domínguez, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona y coordinador del curso junto con el Dr. Orellana, ha insistido en que “la artrosis es la enfermedad articular más frecuente, y a pesar del gran esfuerzo de la comunidad científica nacional e internacional, sigue siendo una enfermedad que aún no tiene cura ni un tratamiento altamente eficaz con el cual se pueda alcanzar una remisión sostenida o una reparación eficaz del daño articular ocasionado por la enfermedad”. Por ello, para el Dr. Castro son fundamentales los encuentros formativos como el que ha tenido lugar este fin de semana en Madrid organizado por la Sociedad Española de Reumatología, con la colaboración de Pfizer, que ha contado con una excelente calidad científica gracias al programa y al panel de ponentes.
El Dr. Castro ha señalado que “este curso quiere convertirse en un foro anual en el cual los asistentes también compartan sus experiencias en otras áreas de la Reumatología con la idea de construir puentes de colaboración y transferencia del conocimiento bidireccional con otros campos de la Reumatología”. Al mismo tiempo, el especialista ha recordado que “la idea de este curso surge de la necesidad que desde el grupo de trabajo ArtroSER hay de compartir cuál es el estado actual del arte y los principales problemas a los que nos enfrentamos tanto a la hora de tratar de manera eficiente estos pacientes, como de poner en marcha iniciativas de investigación”.
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