Hoy en día la fotografía se afirma como un modo de expresión, de comunicación y de información. Aparece en todas partes, en diarios, en revistas, en publicidades, en app’s. También es una forma de registrar los recuerdos emotivos de acontecimientos íntimos, ilustrando la propia historia a través del álbum familiar y una forma de evocar emociones.
La fotografía se ha vuelto plural, es un testimonio periodístico o artístico y es también una práctica social muy popular que se ha ganado un lugar en los museos y es considerada un “arte” pese a la larga polémica al respecto que data desde su nacimiento mismo.
En la actualidad, no puede ser considerada una reproducción de la naturaleza, un espejo de lo real, por el contrario, la fotografía es un lenguaje estructurado en sus formas y significados, enriquecida por su propia historia. La noción de autor se impone, a través de un discurso estético, y en los mensajes que hay que decodificar para interpretarla.
Eso es la obra de Maximiliano Curcio “El asombro se parece a una fotografía”, un libro en el que la que muestra su gran trabajo fotográfico. Un trabajo que recorre esas hermosas tierras argentinas con imágenes que entran por la retina y que hablan de emoción. Consigue transformar las imágenes en palabras no escritas, pero si sentidas, emociones que brotan en el silencio de la palabra no escrita.
Un libro que augura tener una gran notoriedad, convirtiéndose en un verdadero manifiesto de cultura en el «siglo de la imagen» empieza a imponerse una literatura visual que enlaza divulgación y sofisticación, y que replica tanto a los corsés teóricos de la época como a las narraciones historicistas.
Una edición que sin ser estrictamente rigurosos, será decisiva en la formación de una manera de mirar el mundo durante el siglo XXI. Libros que se alejan de los cenáculos académicos o especializados y que surgieron de poéticas personales, a veces desde enfoques inoportunos, pero que alcanzan su meta que hablar de la emoción y el sentimiento.
Es un libro más que recomendable y que no puede faltar en la biblioteca de cualquier persona que ame la literatura, el arte y la excelencia de una obra bien trabajada.
El doctor Ramón Vila-Rovira, es cirujano Plástico y Estético desde hace muchos años. Su consulta está ubicada en el Centro Médico Teknon, en Barcelona. Antes de dedicarse a esta especialización hizo un largo recorrido como médico para estar preparado concienzudamente para trabajar en ella. Vila-Rovira describe en su autobiografía, “Tras el bisturí”, sus vivencias desde que nació hasta ahora. Es su historia: cómo la ha vivido, cómo lo ha pasado.
La noche caía como un manto de seda negra sobre el horizonte, mientras Lucía caminaba por las calles de un pueblo olvidado por el tiempo. La última luz del sol dibujaba sombras alargadas que parecían extenderse para abrazarla. Había llegado allí en busca de respuestas, de algo que diera sentido a las grietas que sentía en su interior.
El trineo chirrió y el barín arribó atrás el sueño, las verstas y el sopor helado de la estepa y las medidas de aguardiente de los cocheros y otra vez el sueño en menudos copos.