Este 22 de febrero es el Día Mundial de la Encefalitis, una enfermedad consistente en la inflamación del tejido cerebral que, si además se inflaman las meninges, se denomina meningoencefalitis. Aunque se trata de una enfermedad poco frecuente en nuestro entorno, ya que según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) cada año se diagnostican unos 1.200 nuevos casos, se trata de una enfermedad grave, con un alto índice de mortalidad y que puede dejar secuelas importantes en los supervivientes. Y aun así, se trata de una enfermedad infradiagnosticada e infradeclarada: se estima que aproximadamente el 60% de los pacientes no obtiene un diagnóstico causal preciso. “El diagnóstico de encefalitis es complejo, ya que existe un amplio número de causas posibles y cada una requiere un tratamiento diferente. Se han identificado más de 100 virus que son capaces de infectar el sistema nervioso pero, además, la encefalitis también puede ser producida por bacterias, hongos, ciertos agentes tóxicos y anticuerpos que atacan a nuestras células”, explica la Dra. Marta Guillán, Secretaria del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología. “En todo caso, el virus del herpes simple, el Epstein-Barr, el VIH y los virus del sarampión, paperas, polio o rubeola (en personas no vacunadas) continúan siendo la causa más frecuente a nivel mundial. Lamentablemente estos virus son los causantes de los casos de encefalitis más graves en los países de bajos ingresos”. En España, entre un 5 y un 20% de las personas que padecen encefalitis fallecen, pero además es una enfermedad que deja secuelas en más de un 20% de las personas que logran sobrevivir a esta enfermedad. Afortunadamente, en los últimos años, y gracias a los programas de vacunación, higiene y salud pública, el número de encefalitis de causa infecciosa está en descenso. Además, debido al desarrollo y utilización de métodos de diagnóstico microbiológico multiparamétricos, cada vez son más los casos con agente causal identificado y con tratamiento precoz. Por otra parte, en algunos países el número de encefalitis de origen autoinmune ya casi supera al de origen viral, lo que se debe a su mayor reconocimiento al ser capaces de encontrar los anticuerpos responsables. Este tipo de encefalitis tienen una alta probabilidad de curación con inmunoterapia, de ahí la importancia del diagnóstico diferencial con las primeras. “La encefalitis es una emergencia médica y cuando se detecta precozmente, es mayor la probabilidad de que el paciente evolucione favorablemente con un tratamiento adecuado. Por esa razón es importante que, ante cualquier sospecha de padecer esta enfermedad se acuda a un centro hospitalario para evitar retrasos en el diagnóstico y en el tratamiento”, destaca la Dra. Marta Guillán. “Las manifestaciones clínicas de la encefalitis son variadas, de ahí la dificultad en ocasiones de un diagnóstico temprano. Pero debemos sospecharla y solicitar ayuda cuando observamos fiebre, dolor de cabeza, aparición brusca de somnolencia, alteraciones del comportamiento, desorientación, trastornos del lenguaje o crisis convulsivas”. Por otra parte, y aunque la encefalitis se puede padecer a cualquier edad, niños, personas mayores, así como personas con afectación del sistema inmunitario o que estén en tratamiento con fármacos inmunosupresores, son los grupos de población que presentan un mayor riesgo. Es importante también señalar que su incidencia en la población infantil y adolescente es mayor que en la adulta: 10 de cada 100.000 niños padecen encefalitis cada año y su incidencia es aún mayor en los menores de 1 año, donde casi 20 de cada 100.000 niños la padecerán cada año, de ahí la importancia vital de la vacunación infantil.
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